​Satanás está siempre tratando de camuflar su intención real; trata de hacer que el mundo le parezca inocuo al pueblo de Dios; a él le gustaría que el pueblo de Dios trabajara bajo la impresión de que hay una zona neutral en este mundo, una especie de tierra de nadie espiritual, en la que puedan alternar con el enemigo con impunidad.

​Como resultado de la presuposición de la fe, existe ahora una división en la humanidad. Esto es llamado en los círculos calvinistas la antítesis. La fe, que es un don de Dios a través del poder regenerador del Espíritu Santo, es la linea que divide a la humanidad. Agustín vio la Ciudad de Dios en este mundo como la obra de la gracia de Dios en los corazones y vidas de los hombres en oposición al reino de este mundo, que surge de una fe apóstata de la humanidad rebelde. Por otra parte, Kuyper en sus «Conferencias Stone» habla de la oposición de los normalistas a los anormalistas en el campo de la ciencia, entre quienes hay un conflicto inevitable e irreconciliable. La fe reemplaza a la conciencia del hombre común, pero no nuestra humanidad común como portadores de la imagen de Dios, de manera que todas las cosas en el cielo y en la tierra se interpretan a través de los ojos de la fe como hechos creados por Dios, sustentados por Dios, definidos por Dios y glorificadores de Dios. Como Kuyper sostiene, la conciencia de pecado, la certeza de la fe, el testimonio del Espíritu Santo, son todos “elementos constituyentes en la conciencia de todo calvinista”. El fallecido Klaas Schilder toma su punto de partida en el pacto que Dios hizo con el hombre. Aquellos que guardan el pacto también están cumpliendo su llamado cultural, pero los quebrantadores del pacto se vuelven desobedientes al mandato cultural, puesto que no sirven a Dios sino a sí mismos. En este capítulo se hará un intento para llegar al concepto bíblico de la oposición entre la civitas dei (reino de Dios) y la civitas terrena (reino de este mundo).

Según el existencialismo la antítesis es vertical, esto es, entre Dios y el hombre como criatura. El hombre como criatura es colocado bajo el juicio de Dios. Esta es también la posición de K. Barth y Paul Tillich, pero los calvinistas rechazan esta interpretación que niega la revelación de la Escritura. Pues la Biblia nos relata que Dios hizo este mundo bueno con todo lo que hay en él, que se deleitó en sus criaturas, incluido el hombre. El juicio de Dios, de acuerdo a la Escritura, es contra el hombre como pecador, pues su ira se revela contra toda injusticia, y su castigo cae sobre la raza humana a causa del pecado (Gén. 3; Rom. 1:18; 2:2; 5:12; etc.). Pero para Barth y los existencialistas en general, la eternidad se levanta en juicio contra el tiempo, y Dios declara un “NO” absoluto contra toda la historia; Dios es su juicio, su crisis. El calvinismo también rechaza la idea de un dualismo eterno, a saber, entre Dios y Satanás, el espíritu y la materia, el ser y el no-ser, o entre dos principios, uno bueno, el otro malo.

Esta tensión en la eternidad es generalmente transferida al mundo creado como uno que existe entre la creación, que es buena, y el principio del mal. Aun cuando algunos pensadores niegan un dualismo y pretenden mantener un principio último del Bien, o Dios, como predominante, en efecto la antítesis ya no es una idea bíblicamente orientada sino que se torna en una interpretación filosófica como en el caso de Paul Tillich. En contra de tales interpretaciones filosóficas los calvinistas, especialmente bajo el liderazgo de A. Kuyper en el siglo XIX, han sostenido que el concepto bíblico de la antítesis se refiere a la enemistad que Dios ha establecido entre la Simiente de la mujer (la Palabra encarnada y todos aquellos que son incorporados por la fe en su Iglesia) y la simiente de la Serpiente (todos aquellos que viven en enemistad con Dios y que persisten en su apostasía fuera del pacto). Debido a la influencia del Iluminismo y del Racionalismo, la conciencia de esta antítesis básica e irreconciliable ha sido prácticamente borrada de la mente de la Iglesia. De hecho, la Iglesia se volvió mentalmente mundana en muchas tierras y fue solo a través de movimientos de aviva-miento (e.g., avivamiento en Francia, Suiza y los Países Bajos) que la Iglesia mantuvo viva su conciencia de pertenecer a otro orden diferente a este mundo.

El calvinismo recibió un nuevo impulso a través de la prodigiosa labor de A. Kuyper, quien una vez más postuló la antítesis absoluta entre los principios básicos del reino de Dios y los del reino de las tinieblas. Para Kuyper y sus seguidores, no solamente en Europa sino también en América y África del Sur, la doctrina de la antítesis pertenece a los principios más básicos enseñados en las Escrituras. Pues Dios mismo declara que es Él el que establece enemistad entre la mujer y la serpiente y entre sus simientes respectivamente (Gén. 3:15). Y es este acto de Dios el que ha determinado el curso de la historia como Agustín claramente lo entendió. La oposición básica entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas es delineada claramente en la historia sagrada y no necesita documentación detallada. Comenzó con el fratricidio de Caín; es evidente en Noé el predicador de justicia, quien construyó un arca mediante la cual condenó al mundo (Heb. 11:7); es especialmente claro en la elección de los patriarcas, la salida de Abraham de Ur, su estancia como un forastero; las vicisitudes de Jacob, la persecución de José por parte de sus hermanos y el intento de Faraón por exterminar a la nación santa. Saúl persiguiendo a David, el complot de Amán para exterminar a los judíos, el plan de Herodes para matar a Cristo niño, todos estos son esfuerzos de Satanás para matar a los hijos de Dios, es parte de la guerra santa, aquel gran conflicto espiritual que Dios ha iniciado en las puertas del Paraíso perdido y que continuará según su Palabra hasta que el Paraíso sea recobrado, cuando la nueva Jerusalén descienda de Dios al hombre. En el Antiguo Testamento el profeta Elías se destaca como uno que estuvo consciente de la antítesis en un tiempo de apostasía. Cuando vino con la tesis de que solo Jehová es el Dios verdadero, la antítesis fue postulada por Jezabel sin dejar lugar a dudas. Ella afirmaba que Baal también era Dios y que tenía un derecho de igualdad con el Jehová de los Hebreos. Pero el verdadero Dios del fuego, quien creó el sol, y quien tenía el poder para destruir Sodoma y Gomorra con fuego, también envió fuego del cielo sobre el Monte Carmelo para comprobar sus propias afirmaciones, por lo cual Jezabel trató de matar a Elías. Como fue de paso previamente señalado (Cap. 11), la guerra santa continuó en el período del Nuevo Testamento, pero la forma de pelear cambió. De la contienda física de exterminar a los enemigos de Dios y de su pacto, la batalla se ha convertido ahora en una batalla espiritual, como Pablo nos recuerda (Efe. 6:10ss.; II Cor. 10:5). Cristo mismo se convirtió en el gran campeón de la causa de Dios, pues ¿no era Él la simiente por vía de eminencia? Satanás mismo buscó atacar al Hijo de Dios y le tentó tres veces en el desierto y en muchas ocasiones posteriores, cuando amigos y enemigos por igual trataron de disuadirle del camino de la cruz. Satanás, aquel remedo de Dios, como le apodaba Lutero, incluso llegó tan lejos como enviar a sus emisarios a este mundo para que los hombres fuesen poseídos, mostrando así su poder y odio contra el Hijo de Dios, cuyo reino es un reino eterno.

Debe observarse ahora que una de las tácticas más sutiles en el arsenal de Satanás es el intento de suavizar la antítesis, de acunar al pueblo de Dios para que duerma y se pongan cómodos en Sión, y sean complacientes con respecto al mundo. Satanás está siempre tratando de camuflar su intención real; trata de hacer que el mundo le parezca inocuo al pueblo de Dios; a él le gustaría que el pueblo de Dios trabajara bajo la impresión de que hay una zona neutral en este mundo, una especie de tierra de nadie espiritual, en la que puedan alternar con el enemigo con impunidad. La oposición de Kuyper fue contra el espíritu de la síntesis, que no solamente había dominado el pensamiento de la Iglesia durante la Edad Media, sino que llegó a expresarse en la teología de la síntesis del liberalismo moderno tanto en Europa como en América, proclamando la paternidad universal de Dios y la hermandad universal del hombre. Según esta visión, todos los hombres son, por naturaleza, parecidos a Dios y por su encarnación Cristo les enseña a los hombres a mostrar su origen divino. La expiación del pecado es relegada al limbo del folklore antiguo, o se rechaza como teología cruenta.

En el espíritu de Groen van Prinsterer, el general sin ejército de la política Holandesa, Kuyper comenzó a llamar al pueblo de persuasión Reformada a la separación espiritual. Bajo la tutela de Kuyper, quien se convirtió en la cabeza titular del Partido Anti-revolucionario después de la muerte de Groen, los calvinistas de los Países Bajos se dieron cuenta cada vez más que si el cristiano ha de ejercer una influencia en la vida del mundo debe vivir a partir de sus propios principios distintivos. Los hombres comenzaron una vez más a ver que no es con fuerza ni poder, sino a través del Espíritu de Dios que la causa de Dios iba a prevalecer; creían que la fe es la victoria que vence al mundo. Pero la fe nunca descansa en sí misma; se aferra a Cristo, quien es la Verdad, y vive por su Palabra revelada. En su justamente famoso discurso inaugural, “La soberanía de las esferas”, celebrado en la fundación de la Universidad Libre de Ámsterdam en 1880, y en su importante trilogía, más científica y definitivamente más erudita, De Encyclopaidie der Heilige Godgeleerdheid, Kuyper le dio a la doctrina de la antítesis una interpretación científica. Señaló que esta realidad, la cual es observable a través de la historia del mundo, está enraizada en el punto de partida que caracteriza a cada sistema de pensamiento, el cual procede del corazón humano (cf. Cap. VIII). A través de la regeneración el hombre se convierte en una nueva criatura de manera que su conciencia es cambiada, su mente es iluminada por el Espíritu de Dios para entender la revelación de Dios dada en su Palabra. Kuyper llega a la conclusión de que hay dos tipos de personas, por tanto, también dos tipos de ciencia, de arte, de política – véase la organización en los Países Bajos del Partido Anti-revolucionario, sobre el fundamento de la Palabra de Dios versus el principio de la Revolución que clama, “¡Ni Dios, ni amo!” La doctrina de la antítesis sostiene que todos los que están en Cristo, el segundo Adán, están vivos para con Dios y por tanto son llamados a la batalla espiritual de la cual habla la Biblia (Efe. 6:10ss.; Rom. 7:15-25; I Cor. 1:18-30; 2:6-16; 16:22; II Cor. 4:3-6; 6:14-18; 10:3-6). Cristo es el Guardador del Pacto, el Restaurador de la ley, Él es la raíz de la humanidad restaurada, pues por medio de él el hombre es restaurado al compañerismo y servicio de Dios, lo cual es la vida.

Extracto del libro El Concepto calvinista de la Cultura, por Henry R. Van Til (1906-1961)

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