En BOLETÍN SEMANAL
​La oración de nuestro Señor,  que a menudo se le llama el "Padrenuestro" cuando en  realidad podría ser más exacto llamarla la "Oración de los discípulos", no es un conjunto de palabras que hay que repetir. Cuando Cristo dijo: "Vosotros, pues, orad así...", no quiso decir: orad con estas palabras exactas. Su intención fue ofrecernos un modelo para la estructura de nuestras oraciones, especialmente después de que ya les había advertido de los peligros de la vana repetición.

 Eso no significa que no deba ser recitada, como lo hacemos con tantos pasajes de las Escrituras. Memorizarla en realidad es útil para que pueda meditar en sus verdades a medida que formula sus propias ideas. La oración es principalmente un modelo que podemos usar para dar dirección a nuestra propia alabanza, adoración y peticiones. No es un sustituto a nuestras propias oraciones sino una guía para las mismas.

El beneficio inicial de esta oración es la manera en que exhibe la relación del creyente con Dios.
«Padre nuestro» muestra la relación padre/hijo;
«santificado sea tu nombre», la de la deidad con el adorador;
«venga tu reino», la del soberano con el súbdito;
«sea hecha tu voluntad», la del amo con el sirviente;
«el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», la del benefactor con el
beneficiario;
«perdónanos nuestras deudas», la del Salvador con el pecador; y
«no nos metas en tentación», la del guía con el peregrino.

Esta oración también define la actitud y el espíritu que deberíamos tener.
«Padre», refleja devoción familiar;
«nuestro» refleja interés;
«santificado sea tu nombre», reverencia;
«venga tu reino», lealtad;
«sea hecha tu voluntad», sumisión;
«el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», dependencia;
«perdónanos nuestras deudas», penitencia;
«no nos metas en tentación», humildad;
«tuyo es el reino», triunfo;
«el poder y la gloria», júbilo; y
«por todos los siglos», esperanza.

De manera similar, la oración se puede esbozar para enfatizar el balance entre la gloria de Dios y nuestra necesidad. También puede mostrar el triple propósito de la oración:
Santificar el nombre de Dios, guiar a la entrada de su reino y hacer su voluntad.
Detalla nuestra provisión actual (pan diario), perdón pasado (perdón de pecados) y protección futura (seguridad contra la tentación).
 
¿Cómo puedes asegurarte de que tu corazón tenga la actitud correcta? Simplemente asegúrate de enfocarte en Dios.

Por eso esta oración es un modelo muy útil. Cada frase y petición se enfoca en Dios, en su persona, en sus atributos y en sus obras.

Evitas que tus oraciones sean hipócritas o mecánicas cuando te enfocas en Dios, no en ti.

La oración genuina viene de gente humilde que expresa absoluta dependencia de Dios. Eso es lo que nuestro Señor quiere en nuestras oraciones. Cuanto más pensamientos verdaderos tengamos de Dios, más trataremos de glorificarlo en nuestras oraciones.

El comentarista John Stott dijo: «Cuando venimos a Dios  en oración, no lo hacemos hipócritamente como actores buscando el aplauso del público, ni mecánicamente como balbuceantes paganos, que no piensan en lo que dicen; sino de manera considerada, humilde y confiada, como lo hacen los niños pequeños con su Padre

​Extracto del libro: A solas con Dios, de John MacArthur

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