En BOLETÍN SEMANAL
¿Cómo saber si la oración es contestada? 
​​Para discernir si una cosa ha sido concedida en respuesta a la oración, conviene observar cuándo Dios, en su respuesta, procede en consonancia con tu manera de orar, de buscarle, y de andar con Él mientras dependías de Él en espera de tal o cual favor. Y de la misma manera, que puedas ver una correlación entre pecados y castigos, de modo que puedas decir: "Aquel pecado trajo esta aflicción"; también podrás ver la misma correlación entre tus oraciones y tu andar con Dios, por un lado, y sus respuestas, su proceder para contigo, por otro. David dice en el Salmo 18:24: "Me pagó Jehová ... conforme a la limpieza de mis manos".

  Por ejemplo, cuantos más deseos carnales mezclaste en tu oración junto a los deseos santos, cuanta mayor falta de celo, fervor, etc. en tus oraciones, quizá halles más amargura mezclada con el beneficio concedido y más imperfección y falta de consuelo en el mismo. Así lo dice David en el Salmo 18:25, 26:» «Limpio te mostrarás para con el limpio». Las oraciones puras tienen bendiciones puras; y al contrario, «severo serás para con el perverso». Además, al orar a veces con fervor apagado, podrás ver que lo deseado también pierde calor y el asunto retrocede: Observa que «cuando las manos de Moisés bajaban, Amalec prevalecía; mas cuando «alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía» (Éxodo 17:1l). Dios le permitió apreciar una correlación entre ambas cosas, demostrando que la oración era el medio de prevalecer.  A  veces, un hombre descubre en oración que su suplica se detiene y no adelanta como esperaba; esto se debe a que no obra como solía, y no ruega y clama a Dios; mas, al contrario, cuando es movido a orar, halla que las cosas, a pesar de todo, van bien. En esto el hombre puede ver que lo que Dios oía y atendía era la oración. Así, cuando uno ve valles y montañas en un asunto, frecuentes y bellas esperanzas, y luego todo frustrado, si tiene paciencia podrá ver que  finalmente acaece lo pedido.
4. Por el efecto obrado en tu corazón podrás también discernir si algo es concedido en respuesta a tus súplicas.
a) Si lo que te ha sido concedido después de orar acerca más tu corazón a Dios, es sin duda porque te fue otorgado en respuesta a tus oraciones. Las cosas concedidas por providencia común no hacen sino aumentar nuestra concupiscencia y nos son por lazo, como Saúl dio a David a su hija Mical con este fin (Salmo 69:22); como Dios concedió lo que los israelitas querían, entregándoles al mismo tiempo a sus concupiscencias (Salmo 106:15); les dio lo que pidieron, mas envió flaqueza en sus almas. Las codornices engordarían algunos de los cuerpos de los que sobrevivieron, pero sus almas enflaquecieron; había una maldición sobre sus espíritus; este nuevo y delicado alimento les hizo ser más carnales: «Se sentó el pueblo a comer y beber, y se levantaron a regocijarse » (Exodo 32:6). Mas las cosas obtenidas por medio de la oración nos son santificadas, pues todo es santificado por ella (1 Timoteo 4:5), de modo que no será lazo ni prisión para nuestros corazones. Si una cosa es obtenida por oración, el hombre la devolverá a Dios, por venir de Él, y la usará para Su gloria. Ana, habiendo obtenido a su hijo Samuel por medio de la oración, lo devuelve a Dios: «Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo pues le devuelvo también a Jehová: todos los días que viviere, será de Jehová » (1 Samuel 1:27, 28). Por lo cual, tú, si descubres que el proceder de Dios para contigo al contestarte es un motivo bondadoso para que llores tu pecado, y constituye para ti un freno contra el mismo, es señal de que fue fruto de la oración. Así fue como obró en David: «Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque Jehová ha oído la voz de mi lloro» (Salmo 6: 8).
Asimismo, si te gozas más en Dios que en lo que has alcanzado como Ana, que empieza su cántico bendiciendo a Dios por su hijo: «Mi corazón se regocija en Jehová «, etc. (1 Samuel 2:l); ella se regocija no tanto en el don como en el Dador y en su misericordia; se goza más en el hecho de que su oración ha sido contestada, que en lo alcanzado en la respuesta,  esto es señal de haber obtenido el favor por medio de las oraciones; o sea, cuando dicho favor es santificado para con tu propio espíritu.
Las oraciones contestadas ensancharán tu corazón de agradecimiento. El egoísmo nos hace más dispuestos a pedir que a dar gracias, debido a la codicia de la naturaleza humana; pero esto no ocurre donde mora la gracia.   El cántico de Ana es un típico ejemplo de ello (1 Samuel 2:1). Las grandes bendiciones obtenidas con oración se disfrutan con agradecimiento: No solamente se deben pedir nuevas bendiciones, sino también, y al mismo tiempo, dar gracias por las antiguas. La gratitud, como otras obligaciones del creyente, es fruto de la gracia pura; por tanto, si el Espíritu te mueve a ello, es señal de que Él fue quien hizo la oración. Dice Pablo:
1Ts 3:9-10  Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?
Y en todas sus demás epístolas, a todos aquellos a quienes escribe, al orar por ellos, dice que da gracias por ellos, y por los beneficios que les han sido concedidos, por los, cuales él había orado. Y si la respuesta a sus oraciones por otros hace a Pablo tan agradecido, ¿qué diremos cuando se trata de oraciones por nosotros mismos? La oración y la acción de gracias son como el doble movimiento de los pulmones: el aire inhalado en la oración es exhalado de nuevo en la acción de gracias. ¿Ha sido ensanchado nuevamente tu corazón para lamentar pecados cometidos en el pasado, e igualmente ensanchado por las misericordias recibidas en el pasado, alcanzadas tras larga oración, y todo esto de forma perdurable? Si es así, que te sirva como señal de que fueron obtenidas por medio de la oración.

Por Thomas Goodwin

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