En BOLETÍN SEMANAL
El proceso de recupe­ración del salmista no finalizó con su entrada al santuario Ese paso fue vital, pero no fue suficiente. El salmista fue al santuario de Dios y esto puso su modo de pensar en un ambiente pro­picio, pero siguió más adelante. ¿Qué le sucedió en el santuario? Nos dice: "Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí. Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos".

La primera palabra que debemos tratar es
«comprendí». Tenemos aquí otro de los más grandes fundamentos de nuestra fe que
puede ser fácilmente olvidado. Lo que encontramos en el santuario de Dios no es
solamente una influencia general, no es meramente un ambiente propicio. Cuando
este hombre fue al santuario de Dios, le fue dado entendimiento. No sólo se
sintió mejor; su pensamiento fue puesto en orden. No dejó de lado su problema
por un tiempo, sino que encontró la solución.

 

Desearía exponer esto clara y sencillamente pues
es un punto muy importante. La religión no debería actuar en nosotros como las
drogas. Hay personas en cuyos casos la religión actúa como tal. Podía parecer
terrible decir esto, pero si he de ser honesto, tengo que decirlo. Con
frecuencia, quizá con mucha frecuencia, hay un justificativo para decir que la
religión no es más que «el opio del pueblo». Para muchas personas es estar
dopado y nada más, y sólo piensan que la casa de Dios es un lugar donde pueden
olvidar por un momento sus problemas. Es por esta razón que demuestran interés
en el aspecto estético: un lindo ritual en un hermoso ambiente. No les interesa
la exposición de la Verdad; de ahí su preferencia por sermones cortos. Solamente
se interesan en un efecto sedante general, y mientras están en el culto se
olvidan de sus problemas. Dicen: «¡Qué lindo! ¡Qué hermoso!» Esta no es la
religión de la Biblia. «Comprendí el fin de ellos». Lo que le pasó al salmista,
no fue sencillamente ir al Templo —a la iglesia, por decirlo así— a escuchar una
hermosa música ejecutada en órgano, o contemplar los «vitraux» o ver la hermosa
iluminación y luego gradualmente sentirse un poco mejor y por el momento olvidar
sus penas. No fue algo racional —»comprendí el fin de ellos»— fue llegar a una
comprensión.

 

La verdadera religión no produce un efecto de
bienestar general. La Biblia es la revelación de los caminos de Dios con
respecto al hombre. Por la misma deberíamos «comprender». Si la práctica de
nuestra religión no nos da entendimiento, entonces es algo que nos puede dañar y
estaríamos mejor sin ella. Estoy seguro que no necesito enfatizar mucho este
punto tan vital. Hay muchas cosas que podemos hacer que nos harían sentir mejor
por un tiempo. Hay muchas maneras de olvidarnos, por un momento, de nuestros
problemas. Algunos van al cine, otro van al bar o a la botella de whisky que
guardan en su casa. Bajo su efecto e influencia se sienten mejor y más
contentos; sus problemas no parecen tan agudos. Otros corren a los cultos, como
si fuera Ciencia Cristiana, que es una basura filosófica, pero que a menudo hace
sentir mejor a las personas. Hay muchas maneras de tener alivio momentáneo, pero
la pregunta es: ¿Nos da entendimiento? ¿Nos ayuda realmente a comprender nuestro
problema?

 

Ahora bien, este falso confort, puede también
sentirse en la casa de Dios. Hay algunas personas que piensan que lo correcto en
la casa de Dios es solamente cantar coros o cierta clase de himnos que llevan al
punto de intoxicación. Realmente todo el servicio está hecho con tal fin. Uno
llega a sentir una influencia emotiva y se siente mejor. El mundo hace esto.
Hace cantar canciones cómicas, con las cuales, aunque por un momento, se sienten
mejor. Todo esto puede ser del diablo, y la prueba está en ver si sólo nos hace
sentir bien, o nos hace «comprender». «Comprendí» fue la experiencia del
salmista.

 

Procuremos no olvidar nunca que, en primer lugar,
el mensaje de la Biblia está dirigido a la mente, al entendimiento. No hay cosa
más gratificante en el evangelio que esto. No solamente me proporciona una
experiencia, sino que me permite entender la vida. Tengo conocimiento; tengo
entendimiento. Sé. Puedo «dar razón» de la esperanza que está en mí. No sólo
digo: «Habiendo sido ciego, ahora
veo”
, sin saber por qué; sino que puedo dar razón de la esperanza que está
en mí. Gracias a Dios que el salmista fue al santuario de Dios y encontró una
explicación. No recibió un consuelo temporáneo; no era como una inyección que a
veces se da para mitigar el dolor momentáneamente, ni tampoco un tratamiento que
no afectaría el problema en sí y que al pasar el efecto del mismo estaría como
antes. Nada de esto. Habiendo comenzado a pensar correctamente en el Templo de
Dios, fue a su casa y siguió pensando correctamente. ¡Y finalizó produciendo
este Salmo!

 

¡Entendimiento! ¿Sabes en quién has creído? ¿Estás
interesado en la doctrina cristiana? ¿Cuál es tu deseo primordial? ¿Es
simplemente sentirte feliz o es saber la verdad? Es una de las preguntas más
penetrantes que se les puede hacer a los creyentes. Dios no permita que nosotros
sólo busquemos entretenimiento y que nuestros servicios religiosos sólo provean
esto. Hablo deliberadamente, porque este peligro existe. Una vez tuve que hablar
en una famosa Conferencia Bíblica. Estuve allí cuatro días y cada culto fue
presentado con cuarenta minutos de música de varios tipos. En toda la
conferencia no escuché la lectura de las Escrituras. Un amigo mío tuvo una
experiencia similar en una famosa iglesia de otro continente. A la mañana
siguiente, un número de personas fueron dedicadas a la Obra Misionera y luego se
celebró la Santa Cena. Hubo dos himnos cantados por el coro, tres solos y una
muy breve oración. No se leyeron las Escrituras para nada. Esa iglesia es
reconocida como una iglesia evangélica. No se obtiene entendimiento de esta
forma, con entretenimiento musical, y sacrificando la lectura y la exposición de
la Palabra. Esta es una parodia de la enseñanza bíblica acerca de la Iglesia.
«Comprendí». Es porque muchos no entienden que siempre están quejándose y
refunfuñando; y es por esta razón que muchos no tienen un verdadero
entendimiento de los tiempos en que vivimos.

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