En BOLETÍN SEMANAL
​  La justificación trata solamente del aspecto legal de la salvación. Es un término judicial, una palabra de los tribunales de justicia. Es la sentencia de un juez sobre una persona que ha sido traída delante de él para ser juzgada. Es aquel acto de la gracia de Dios como Juez, en la elevada corte del cielo, por el cual Él dictamina que un pecador escogido y creyente es libertado de la pena impuesta por la ley, y totalmente restaurado al favor divino. Es la declaración de Dios de que la parte acusada está totalmente de acuerdo a la ley; la justicia lo exculpa porque la justicia ha sido satisfecha. Así, la justificación es aquel cambio de estado por el cual uno, que siendo culpable delante de Dios, y por lo tanto bajo la sentencia condenatoria de Su Ley, y merecedor de un eterno apartamiento de Su presencia, es recibido en su favor y se le da un derecho a todas las bendiciones que Cristo ha adquirido para Su pueblo, por Su perfecta satisfacción [reparación o pago] ante la justicia divina.


¿Qué significa “justificación”?:

  Ser librados de la sentencia de condenación que impone  la Ley Divina sobre todo hombre, es la bendición fundamental de la salvación de Dios: mientras continuamos bajo la maldición, no podemos ser ni santos ni felices. Pero en cuanto a la naturaleza precisa de esta liberación tenemos que preguntarnos: ¿en qué consiste exactamente, sobre qué fundamento es obtenida, y por qué medios es asegurada?. En nuestros días hay mucha confusión. La mayoría de los errores que se han generalizado sobre este tema surgieron de la falta de una clara observación del asunto en sí mismo, y hasta que entendamos verdaderamente lo que la justificación es, no estamos en posición ni de afirmar ni de negar algo con respecto a ella. Por ello vamos a dar una cuidadosa definición y explicación de esta palabra «justificación», esforzándonos en mostrar lo que significa, y lo que no significa.
 
  Entre los protestantes y los católicos hay una amplia diferencia de opinión acerca del significado del término «justificar»: ellos afirman que justificar es hacer intrínsecamente justo y santo a un hombre, nosotros insistimos en que justificar significa pronunciar formalmente o declarar legalmente justo a un hombre. El papismo incluye con la justificación la renovación de la naturaleza moral del hombre o la liberación de la corrupción, así confunden la justificación con la regeneración y la santificación. Contrariamente, todos los protestantes han mostrado que la justificación no se refiere a un cambio de tipo moral, sino a un cambio de estado legal; aunque reconociendo, ciertamente, declarando con firmeza, que un cambio radical de carácter invariablemente acompaña a la justificación. Es un cambio legal desde un estado de culpabilidad y condenación a un estado de perdón y aceptación; y este cambio es debido exclusivamente a un acto de la gracia de Dios, basado sobre la justicia de Cristo siendo imputada a Su pueblo (no teniendo ellos ninguna propia).

Dice Calvino:  «Nosotros explicamos la justificación simplemente como una aceptación por la cual Dios nos recibe en Su favor y nos estima como personas justas; y decimos que ella consiste en la remisión [o perdón] de los pecados y la imputación de la justicia de Cristo… La justificación, por lo tanto, no es otra cosa que una absolución de culpabilidad de aquel que fue acusado, como si su inocencia hubiese sido probada. Ya que Dios, por lo tanto, nos justifica por la mediación de Cristo, Él nos exculpa, no por un reconocimiento de nuestra inocencia personal, sino por una imputación de justicia; de manera que, quienes somos injustos en nosotros mismos, somos considerados como justos en Cristo»

  «Qué es la justificación? Respuesta: la justificación es un acto de la libre gracia de Dios hacia los pecadores, en el cual Él perdona todos sus pecados, les acepta y considera justos delante de Sus ojos; no por alguna cosa producida en ellos, o hecha por ellos, sino solamente por la perfecta obediencia y la completa satisfacción [el pago o la reparación] de Cristo, imputadas por Dios a ellos, y recibidas por la fe sola» (Catecismo de Westminster, 1643).

  (Jonathan Edwards, 1750).»Se dice que una persona es justificada cuando es considerada por Dios como libre de la culpa del pecado y su merecido castigo; y como teniendo aquella justicia que le pertenece y que por ella le da derecho a la recompensa de la vida»
 
  La justificación, entonces, no se refiere a algún cambio subjetivo producido en la actitud de una persona, sino que es exclusivamente un cambio objetivo en su posición en cuanto a su relación con la ley. Que la justificación es imposible que pueda significar hacer a una persona justa o buena intrínsecamente [por lo que es por sí misma] es más claramente visto a partir del uso del término en sí en la Escritura. Por ejemplo, en Proverbios 17:15 leemos, «El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová»: ahora bien obviamente quien cambia a un «impío» haciéndolo una persona justa está lejos de ser una «abominación a Jehová,» pero el que a sabiendas dice que una persona impía es justa es aborrecible a Él.

  También; en Lucas 7:29 leemos, «Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron a Dios»: cuan imposible es hacer que las palabras «justificaron a Dios» signifique alguna transformación moral de Su carácter; pero aquellas palabras deben ser entendidas como que ellos declararon que Él es justo, y toda ambigüedad es quitada. Una vez más, en 1 Timoteo 3:16 se nos dice que el Hijo encarnado fue «justificado en (o «por») el Espíritu»: es decir, Él fue públicamente reivindicado en Su resurrección, declarado inocente ante las denuncias blasfemas con que los judíos le acusaron.

  La justificación trata solamente del aspecto legal de la salvación. Es un término judicial, una palabra de los tribunales de justicia. Es la sentencia de un juez sobre una persona que ha sido traída delante de él para ser juzgada. Es aquel acto de la gracia de Dios como Juez, en la elevada corte del cielo, por el cual Él dictamina que un pecador escogido y creyente es libertado de la pena impuesta por la ley, y totalmente restaurado al favor divino. Es la declaración de Dios de que la parte acusada está totalmente de acuerdo a la ley; la justicia lo exculpa porque la justicia ha sido satisfecha. Así, la justificación es aquel cambio de estado por el cual uno, que siendo culpable delante de Dios, y por lo tanto bajo la sentencia condenatoria de Su Ley, y merecedor de un eterno apartamiento de Su presencia, es recibido en su favor y se le da un derecho a todas las bendiciones que Cristo ha adquirido para Su pueblo, por Su perfecta satisfacción [reparación o pago] ante la justicia divina.

  En demostración de la definición dada, el significado del término «justificar» puede ser determinado, primero, por su uso en las Escrituras. «Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿qué hablaremos? ¿o con qué nos justificaremos? » (esta palabra hebrea «tsadag» siempre significa «justificar») (Gén. 44:16). Aquí tenemos un asunto que era enteramente judicial. Judá y sus hermanos fueron llevados para comparecer delante del gobernador de Egipto, y estaban preocupados sobre como podrían obtener una sentencia en su favor. «Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen; éstos absolverán [o justificarán] al justo y condenarán al culpable» (Deut. 25:1). Aquí nuevamente vemos claramente que el término es de tipo legal, usado en conexión con los procedimientos de los tribunales legales, implicando un proceso de investigación y juicio. Dios puso aquí una regla para regir a los jueces en Israel: ellos no debían «justificar» o dictar una sentencia en favor del culpable: comparar 1 Reyes 8:31, 32.

  «Si yo me justificare, me condenará mi boca; si me dijere perfecto, esto me hará inicuo» (Job 9:20): la primer parte de esta frase es explicada en la segunda –»justificar» allí no puede significar hacer santo, sino pronunciar una sentencia en mi propio favor. «Entonces Eliú… se enojó con furor contra Job… por cuanto justificaba su vida más que a Dios» (Job 32:2), lo que obviamente significa, por cuanto él se declaraba sin culpa a sí mismo más que a Dios. «Porque seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio» (Sal 51:4), lo que significa que Dios actuando en Su función judicial, podría ser declarado justo en dictar sentencia. «Mas la sabiduría es justificada por sus hijos» (Mat. 11:19), lo que significa que los que son realmente regenerados por Dios han considerado la sabiduría de Dios (que los escribas y fariseos consideraban necedad), como realmente es, perfecta sabiduría.

Extracto del libro «la justificación»  Arthur W. Pink

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