Dios ha instituido dentro de la iglesia un liderazgo de ancianos. Un anciano es parte de la pluralidad de hombres bíblicamente capacitados que pastorea y supervisa a la iglesia local.

No podemos avanzar en la evangelización ni en la responsabilidad de la Iglesia como tal, si los cimientos no están firmes y bien sujetos a la verdad revelada de Dios.

​El papel de los “ancianos”:

Para que la Iglesia cumpla su papel, es necesario que esté organizada de acuerdo al modelo Bíblico.  De igual manera que se construyó un tabernáculo siguiendo el modelo, y que se construyó el templo siguiendo un modelo establecido por Dios mismo, así también la Iglesia tiene que seguir el modelo que su Cabeza y Salvador ha determinado.

La palabra traducida por “anciano” se usa cerca de veinte veces en Hechos y en las epístolas como referencia a este grupo único de líderes que tienen la responsabilidad de supervisar y dirigir al pueblo de Dios.
 
a.    La Posición de Anciano
Como numerosos pasajes en el Nuevo Testamento indican, las palabras anciano (presbiteros), obispo (episkopos) y pastor (poimen) hacen referencia a la misma responsabilidad.  En otras palabras, los obispos y pastores no son distintos de los ancianos; es exactamente el mismo oficio.    La idea generalmente admitida de que el pastor es el más importante en la jerarquía y debajo están los ancianos es completamente ajena a la Escritura, esa no es la enseñanza Bíblica, por lo tanto haremos bien en estar atentos a la Escritura para no desviarnos a izquierda ni a derecha, sino seguir con rectitud sus enseñanzas, pese a quien le pese.

Las cualificaciones para un obispo (episkopos) que se encuentran en 1 Timoteo 3:1-7, y las de un anciano (presbiteros) en Tito 1:6-9 son paralelas. De hecho, en Tito 1, Pablo usa ambos términos para referirse al mismo hombre (presbiteros en el v. 5 y episkopos en el v. 7).

Estos términos se usan de manera intercambiable en Hechos 20. En el versículo 17, Pablo reúne a los ancianos (presbiteros) de la iglesia de Éfeso para darles un mensaje de despedida. En el versículo 28 dice: “mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos (episkopos), para apacentar (poimaino) la iglesia del Señor”.

1ª Ped. 5:1-2 también usa los tres términos en el mismo contexto. Pedro escribe: “Ruego a los ancianos (presbiteros) que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad (poimaino) la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando (episkopeo) de ella, no por fuerza, sino voluntariamente”.

Los diferentes términos indican varias características en el ministerio, sin variar los niveles de autoridad ni separar las responsabilidades, como algunas iglesias admiten.  Es el mismo oficio, la misma responsabilidad.

b.    Una Pluralidad de Ancianos

El patrón constante que se observa a través del Nuevo Testamento es que cada congregación local de creyentes estaba pastoreada por una pluralidad de ancianos establecidos por Dios. Es decir, este es el único modelo para el liderazgo de la iglesia dado en el Nuevo Testamento. En ningún lugar de las Escrituras se encuentra una asamblea local regida por la opinión de la mayoría al estilo de la democracia,  ó por un solo pastor, al estilo de las dictaduras.
 
El Apóstol Pablo dejó a Tito en Creta y le dio instrucciones de “establecer ancianos en cada ciudad” (Tito 1:5). (Nótense siempre los términos en plural)

Santiago dio instrucciones a sus lectores de “llamar a los ancianos de la iglesia” para orar por aquellos que estuvieran enfermos (Santiago 5:14).

Cuando Pablo y Bernabé estaban en Derbe, Listra, Iconio y Antioquía, “constituyeron ancianos en cada iglesia” (Hechos 14:23). Cuando Pablo escribe a Timoteo hace referencia a “los ancianos que gobiernan bien” en la iglesia (1 Tim5:17; ver también Hechos 20:17, donde Pablo se dirige a “los ancianos de la iglesia”). El libro de los Hechos indica que había “ancianos” en la iglesia de Jerusalén (Hechos 11:30; 15:2, 4; 21:18).

Una y otra vez, se hace referencia a una pluralidad de ancianos en cada una de las iglesias. De hecho, en cada lugar del Nuevo Testamento donde se usa el término presbiteros (“anciano”) se hace en plural, excepto donde el apóstol Juan lo usa en referencia a sí mismo en 2 y 3 de Juan y donde Pedro lo usa en referencia a si mismo en 1 Pedro 5:1.

En ningún lugar del Nuevo Testamento hay una referencia a una congregación dirigida por un solo pastor. Puede ser que cada anciano en la ciudad tuviera un grupo específico al que supervisaba de una manera especial, pero la iglesia era vista como una, y las decisiones se tomaban a través de un proceso colectivo y en referencia al grupo, y no a las partes individuales.

En otros pasajes, se hace referencia a una pluralidad de ancianos, incluso cuando la palabra presbiteros no se usa.

En la salutación de la epístola a los Filipenses, Pablo se refiere a los “obispos (plural de episkopos) y diáconos” en la iglesia de Filipos (Fil. 1:2). En Hechos 20:28, Pablo advirtió a los ancianos de la iglesia de Éfeso, “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos (plural de episkopos)”.

El escritor de Hebreos llamó a sus lectores a obedecer y someterse a los “pastores” que tienen cuidado de sus almas (Hebreos 13:17). Pablo exhorta a sus lectores en Tesalónica a “reconocer a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan” (1 Tes 5:12); una referencia clara a los obispos en la asamblea de Tesalónica.

Se puede decir mucho de los beneficios de un liderazgo compuesto por una pluralidad de hombres piadosos. Su consejo y sabiduría en conjunto ayudan a asegurar que las decisiones no son de la voluntad ó están al servicio de un sólo individuo (cf. Proverbios 11:14). Si hay división entre los ancianos a la hora de tomar decisiones, todos los ancianos deberían estudiar, orar y buscar la voluntad de Dios conjuntamente hasta que se alcance el consenso.
De esta forma, la unidad y armonía que el Señor desea para la iglesia comenzará con aquellos que ha escogido para pastorear Su rebaño.

c.    Los Requisitos de los Ancianos

La identidad y eficacia de cualquier iglesia están directamente relacionadas a la calidad de su liderazgo. Esto es por lo que las Escrituras remarcan la importancia de un liderazgo de la iglesia cualificado y marca modelos de conducta específicos para evaluar a aquellos que van a instalarse en este oficio y  posición.

Los requisitos para los ancianos se encuentran en 1 Timoteo 3:2-7 y Tito 1:6-8. De acuerdo con estos pasajes, el anciano debe de ser irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro, que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, no un neófito, que tenga buen testimonio de los de afuera, dueño de sí mismo, sensible, capaz de exhortar con sana doctrina y de rebatir a aquellos que contradicen, irreprensible como administrador de Dios, que no sea iracundo, sino sobrio, amante de lo bueno, justo y santo.

El requisito global que es apoyado por el resto es que sea “irreprensible”. Es decir, debe de ser un líder que no pueda ser acusado de una conducta reprochable, ya que debe tener una reputación sin mancha. El anciano debe ser irreprensible en su vida matrimonial, su vida social, su trabajo y su vida espiritual. De esta manera, tiene que ser un modelo de piedad, para que así pueda legítimamente llamar a la congregación a seguir su ejemplo (Filip. 3:17).   

Además, la posición de anciano está limitada a los hombres. 1ª Timoteo 2:11-12 dice, “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” En la iglesia, las mujeres deben estar bajo la autoridad de los ancianos, excluidas de enseñar a los hombres o de tener posiciones de autoridad sobre ellos.
 
d.    Las Funciones de los Ancianos
Cuando la época apostólica llego a su fin, la posición de anciano emergió como el máximo cargo dentro del liderazgo de la iglesia local, por lo que conllevaba una gran responsabilidad. No había un tribunal de apelación superior, ni mejor recurso para conocer la mente y el corazón de Dios con respecto a los asuntos de la iglesia.

La responsabilidad principal de un anciano es la de servir en la administración y el cuidado de la iglesia (1 Timoteo 3:5). Esto conlleva un gran número de obligaciones específicas. Como supervisores espirituales del rebaño, los ancianos tienen que determinar la dirección de la iglesia (Hechos 15:22); supervisar la iglesia (Hechos 20:28); ordenar a otros (1 Timoteo 4:14); gobernar, enseñar y predicar (1 Timoteo 5:17; cf. 1 Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 3:2); exhortar y refutar (Tito 1:9); y actuar como pastores, siendo un ejemplo para todos (1 Pedro 5:1-3). Estas responsabilidades ponen a los ancianos en el corazón del trabajo de la iglesia del Nuevo Testamento.

J. Macarthur

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