En ARTÍCULOS

  Todos somos de la misma raza y todos caídos en el pecado. Todos vamos a morir y ser juzgados por Dios. Las dos preguntas más importantes que podemos hacer son:

  1. ¿De qué manera Dios salva a las personas del pecado y de la condenación?
  2. ¿Poseo yo la verdadera salvación? Segunda de Corintios 5:17 contesta estas dos preguntas.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí, todas son hechas nuevas». Estas palabras son la conclusión de lo que Pablo decía antes. Las palabras «de modo que» muestran que hay relación entre el versículo 17 y lo que va antes.

Había ciertos falsos maestros en Corinto que hablaban en contra de la autoridad de Pablo como apóstol. Por eso Pablo explica su comportamiento como ministro del evangelio. Dice que su único interés es agradar a Dios (ver. 9). Dice que el amor de Cristo es el que le mueve (ver. 14). Dice que ya no juzga a las personas desde un punto de vista mundano, porque la condición del corazón es más importante (ver. 16). Pablo reconoce que Dios ha cambiado su vida y que puede cambiar las vidas de otras personas también. Saca como conclusión: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es.» (ver. 17).

¿Cuál es la verdadera salvación? Pablo dice que la verdadera salvación se halla en Cristo. En 2 Corintios 5:17, Pablo no se refiere a los creyentes y su unión con Cristo en los propósitos eternos de Dios, sino que habla de la experiencia presente de la persona en la gracia de Dios. Pablo habla de la unión que involucra tanto a Dios como al pecador. Dios, por medio del Espíritu Santo, da vida a las personas muertas espiritualmente; como resultado, estas personas reciben por la fe al Salvador.

Dos versículos de las Escrituras nos muestran claramente estos dos aspectos. »Más por Él estáis vosotros en Cristo» (1 Corintios 1:30). Este texto nos muestra que solamente Dios puede unir a un pecador con su Hijo. Las personas pueden persuadir a otras para creer en el evangelio de una manera intelectual. Llegan incluso a forzarlas a decir que creen en Cristo y obligarlas a participar en actos religiosos. Pero nadie puede efectuar la unión entre el pecador y Cristo. Únicamente Dios puede hacerlo.

¿Cuándo y cómo lo hace Dios? El segundo versículo responde esta pregunta: «Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo.» (1 Corintios 1:9). La palabra «llamar» se refiere al momento cuando Dios con su poder, saca al pecador del estado en que se encuentra por naturaleza, a un estado de gracia.

¿Qué pasa cuando Dios llama a una persona? Esta persona escucha al verdadero evangelio que habla de Dios, del pecado, de Cristo, del arrepentimiento y de la fe; y el corazón de esta persona responde creyendo en Cristo como el evangelio lo presenta. El Dios fiel ha llamado a esa persona a la comunión con su Hijo. Dios ha establecido la relación de la cual 2ª Corintios 5:17 habla. La verdadera salvación es unión con Cristo.

Ahora vamos a considerar cuáles son los efectos de la verdadera salvación. Para Pablo fue difícil expresar la transformación que tuvo en su vida. El simplemente dice: «Nueva creación». En el idioma griego en el que Pablo escribía, él no usó ni pronombre ni verbo con la frase. Escribió: «Si alguno está en Cristo – nueva creación».

Al apóstol le gustaba la idea de una nueva creación. Él dice que fuimos salvos por gracia por medio de la fe, no por obras. Y explica después: «Porque somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras…» (Efesios 2:8-10). El creyente es una «nueva creación». Pablo dice también: «Ni la circuncisión ni la incircuncisión vale nada, sino una nueva creación. » (Gálatas 6:15)

Las Escrituras en diferentes pasajes dicen que la unión con Cristo hace «nueva» a una persona. Un creyente tiene un nuevo corazón» (Ezequiel 36:26). El creyente es un nuevo ser (Colosenses 3:8-10). Ha resucitado de entre los muertos (Efesios 2:1-5). El creyente sirve en “el régimen nuevo del Espíritu” (Romanos 7:6). Satanás trata de engañar a la gente y hacer que se quede satisfecha con algo menos que la salvación verdadera. Por lo tanto, debemos investigar si tenemos la verdadera salvación.

¿Cuáles son los resultados de una salvación genuina? La respuesta de Pablo es así: «Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.» (2 Corintios 5:17b). Esta frase de Pablo trae la idea de que las cosas viejas pasaron para siempre y que las nuevas van a permanecer. Los verdaderos creyentes en ocasiones, pueden leer estas palabras y pensar que todavía no son una «nueva creación». Pueden pensar así de pronto porque sus vidas no han sido transformadas por completo. Pero Pablo no enseña que una nueva creación significa que la persona sea perfecta. Pablo mismo decía que cuando deseaba hacer el bien, el mal estaba presente con él (Romanos 7:19). Y decía: «El deseo de la carne es contra el Espíritu.» (Gálatas 5:17). Ahora pensemos en el significado de las palabras: “Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”. El contexto de estas palabras nos lleva a tres áreas en que veremos el cambio en la vida del creyente:

Tenemos un nuevo punto de vista de Cristo y de la salvación que Él da

Pablo dice que en un tiempo conoció a Cristo según la carne (2 Corintios 5:16). Pero ahora miraba a Cristo desde otro punto de vista. Sabemos que esto pasó porque Dios iluminó el corazón de Pablo para dar “la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. (2 Corintios 4:6).

Antes de estar “en Cristo” no podíamos ver nada glorioso en Él. Podríamos saber todos los datos bíblicos referente a Cristo, o por el otro extremo, no saber nada de Cristo; pero con toda seguridad, no veíamos nada de gloria, nada que nos hiciera amarlo, confiar en Él, obedecerlo y servirlo. Es cierto lo que dicen las Escrituras, que el diablo «cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandeciera la luz del evangelio de la gloria de Cristo» (2 Corintios 4:4). Cuando Dios llama eficazmente a las personas; ilumina sus corazones. Por consiguiente, ellas pueden ver la gloria de Cristo y saber que Cristo merece su confianza, amor, y obediencia.

¿Estás en Cristo? Te entristece el hecho de que tu amor por Él es débil? ¿Puedes decir que tu oración más repetida es para poder amarlo más? Es decir, ¿ha cambiado tu manera de ver a Cristo? ¿Ya lo miras con otros ojos? ¿Es nuevo tu punto de vista respecto a Él?

Tenemos un nuevo propósito por el que vivir

Pablo habla de aquellas personas que sólo «viven para ellas mismas» (2 Corintios 5:15). Esto es cierto en cuanto a todas las personas que no están en Cristo. Este mismo versículo habla de otra clase muy diferente de personas. Estas son las que están en Cristo, en unión con Él, las que viven para Él . Las personas que viven para Cristo ahora, Dios está preparándolas para la vida en el cielo. Pienso que habrá actividades, desarrollo intelectual, y logros maravillosos en el cielo, pero nuestra mayor preocupación allá será “seguir al Cordero a dondequiera que va”. (Apocalipsis 14:4).

Jesús habla sobre la manera cómo los creyentes son preparados para el cielo cuando dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo». Fíjese que no es negarse ciertas cosas (como por ejemplo las bebidas, los cigarrillos, etc.) sino negarse a uno mismo. Debe existir un nuevo propósito en la vida del creyente, servir a Cristo y no a si mismo. En esto el creyente no tiene otra opción, si vivir de esta manera o no. Si tu viejo propósito en la vida no se ha ido y si el nuevo no ha venido para permanecer, entonces uno o está «en Cristo». . Pregúntate: ¿Vivo yo para mí mismo o ¿Por estar en Cristo, vivo para El?

Tenemos una nueva norma de valores

Pablo dice que el creyente vive por fe y no por vista (2 Corintios 5:7). Él da a entender que antes vivía por lo que veía, que las cosas de este mundo eran las más importantes. Pablo también dice: Las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 11 (2 Corintios 4:18). Los creyentes deben preocuparse por Dios, por Cristo, por el Espíritu Santo, cosas espirituales, y no por las cosas que se ven. Y sobre todo, según Pablo, debemos fijar nuestra atención en la genuina esperanza cristiana, la resurrección del cuerpo (2 Corintios 5:2-4).

Para andar por fe y no por lo que se ve, nuestras vidas deben ser gobernadas por las realidades espirituales, cosas no vistas. Esto a cambio de los no creyentes que son gobernados por las cosas de este mundo. Los creyentes con un nuevo enfoque “en Cristo”, se entristecen por el pecado que aún está en ellos, y esta tristeza es una prueba del nuevo enfoque en sus vidas. Sin él, la persona no está “en Cristo”.

Para terminar este punto preguntamos: ¿Cuál es la fuente de la verdadera salvación? Pablo contesta que todo esto viene de Dios (2 Corintios 5:18). Mira a actividad de Dios según los versículos siguientes. Estos dicen que Dios envió a su Hijo para ser el Salvador de los pecadores. Dios juzgó el pecado en la persona de Cristo, quién murió en nuestro lugar. Dios envía a sus embajadores» a predicar el evangelio. Dios manda a los pecadores a creer en su Hijo. Hay esta única manera de ser unidos a Cristo, es decir, por la fe. “Arrepentíos y creed el evangelio”

El apóstol Pablo estaba asombrado cuando se dio cuenta de que su naturaleza había cambiado y que él era una nueva creación. Y así tu mirarás tu propio cambio, si Dios transforma tu vida por medio de la unión con Cristo.

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 Extracto tomado del libro: Unión con Cristo, de Albert N. Martin

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