En BOLETÍN SEMANAL

Como la Ley tiene diversos fines y usos, trataré de ella a su tiempo; ahora solamente quiero exponer de paso que Dios quiso que la Ley fuese como un freno a los hombres para que no cayesen en maneras falsas de servirle. Entretanto retengamos bien lo que he dicho: que se despoja a Dios de su honra y se profana su culto y su servicio, si no se le deja todo cuanto le es propio y a Él solo pertenece, por residir únicamente en Él. Y es necesario también advertir cuidadosamente de qué astucias y artimañas echa mano la superstición. Porque no nos induce a seguir a los dioses extraños de tal manera que parezca que nos apartamos del verdadero Dios, o que lo pone como uno más entre ellos, sino que le deja el lugar supremo y luego lo rodea de una multitud de dioses menores, entre los cuales reparte los oficios que son propios de Dios. De este modo, aunque disimuladamente y con astucia, la gloria de la divinidad es dispersada para que no resida en uno sólo. Y así también los idólatras de tiempos pasados se imaginaron un dios supremo, padre y señor de todos los otros dioses, y a él sometieron a todos los demás, atribuyéndoles el gobierno del mundo juntamente con él.

Esto mismo es lo que se ha hecho con los santos que han dejado este mundo; los han ensalzado tanto, que han llegado a hacerlos compañeros de Dios, honrándolos, invocándolos, y celebrándoles fiestas como al mismo Dios. Con semejante abominación la majestad divina no sólo queda oscurecida, sino que en gran parte es suprimida y extinguida; así sólo se retiene de Dios una fría y estéril idea de su poder supremo; pero engañados con estos enredos, andan tras una infinidad de dioses.

La distinción romana de latría y dulía:

A este fin también inventaron la distinción de «latría» y «dulía», para poder, sin reproche, dar a los ángeles y a los muertos la honra que se debe solamente a Dios. Porque es evidente que el culto y servicio que los papistas rinden a sus santos en nada difieren del modo como sirven a Dios, ya que de la misma manera adoran a Dios que a los santos. Sólo que cuando les urgen, usan de este subterfugio y dicen que dando a Dios culto de «latría», le dan todo lo que se le debe. Pero como no se trata de la palabra, sino de la realidad, ¿qué razón hay para jugar con cosa de tanta importancia?

Pero aun pasando esto por alto, ¿qué es lo que pueden sacar de esta distinción, sino que honran a Dios sólo y sirven a los santos? Pues 1atría- en griego es lo mismo que honra en español, y «dulía» propiamente significa servicio. Sin embargo, esta diferencia no se observa siempre en la Escritura. Mas aunque así fuera, queda por saber lo que ambos vocablos propiamente significan.

“Dulía», como hemos dicho, significa servicio; «latría», honra o veneración. Ahora bien; no hay duda de que servir es más que honrar, pues muchas veces nos resultaría más penoso y molesto servir a aquellos que no tenemos inconveniente en honrar. Y por esto seria una pésima distribución señalar a los santos con lo que es más, y dejar a Dios con lo que es menos. Objetarán que los más antiguos doctores usaron esta distinción. Mas, ¿qué puede importarnos, si todo el mundo ve que no sólo es del todo impropia, sino absolutamente frívola?

Extracto del libro: “Institución de la Religión Cristiana”, de Juan Calvino

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