En BOLETÍN SEMANAL
​El poder del Espíritu: ​El apóstol establece uno de aquellos principios en relación no sólo con nuestro entendimiento de la fe cristiana, sino con toda nuestra vida como cristianos en este mundo. Está recordando a los efesios, y a todos los creyentes, que sólo existe una forma en la que el cristiano puede vivir su vida, así como que hay una sola forma mediante la cual existe la posibilidad de resolver los problemas que agitan la vida de la sociedad y que la sumergen en tan trágico desorden.

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios. (Efesios 5:18-21)

El apóstol comienza con esta declaración general: no debéis ser llenos de vino, sino del Espíritu Santo, si queréis resolver ciertos problemas. ¿Cuáles son estos problemas? Uno de los primeros problemas es convivir unos con otros. Por eso en el versículo 21 dice: «Someteos unos a otros en el temor de Dios». No es fácil llevarse bien los unos con los otros. El mundo se caracteriza por divisiones, choques, y cada uno desea ser el primero, cada uno desea ser importante. Por supuesto, esa es la causa principal de todos los problemas y dificultades que en la actualidad enfrentan al mundo. Ahora bien, el apóstol afirma que en realidad sólo existe una solución a ese problema, es decir que los hombres sean llenos del Espíritu Santo de Dios. Solamente si están llenos del Espíritu Santo podrán y querrán someterse unos a otros en el temor de Dios.

Luego continúa con otro gran problema, el problema de los esposos y las esposas. Aquí tenemos uno de los problemas modernos de gran profundidad. Trata de calcular cuánta miseria y cuánta infelicidad hay en el mundo debido a conflictos entre esposos y esposas. Cuánta tristeza causa esto a hombres, mujeres y niños. Piensa en el alcance mundial de esto y como afecta a todas las naciones, tanto a las más avanzadas como a las menos avanzadas. ¿Cómo puede ser resuelto este problema? ¿Cómo se puede encarar este problema? La respuesta del apóstol es que existe una sola forma, es decir, que hombres y mujeres sean llenos del Espíritu Santo. Solamente los esposos que están llenos del Espíritu tendrán un concepto real de lo que debe ser un esposo y una esposa, y de cual debe ser la relación entre ellos. Esta es la única forma de tener paz y unidad y concordia en lugar de desunión, peleas y separación, y todas las cosas que resultan de estos males. He aquí la solución del apóstol para este problema.

Luego el apóstol procede y menciona el problema de los hijos y sus padres. Nuevamente sus palabras bien pueden haber sido escritas para nuestros días. Este es otro de nuestros grandes problemas, como bien sabemos: delincuencia juvenil, desobediencia de los hijos, padres que tienen cada vez menos control sobre sus hijos, hijos totalmente irresponsables demandando derechos y sin reconocer ninguna autoridad. Algunas veces hay asperezas de parte de los padres, quienes reconocen que la indisciplina es incorrecta, pero no saben como tratar el problema. En el mundo hay gran preocupación como resultado de este problema multifacético de los hijos y los padres.

Después de esto Pablo procede al último problema que presenta ante los efesios, es decir, la relación entre amos y siervos. ¡Cuan familiarizados estamos con este problema en términos de huelgas, paros y todas aquellas cosas que interrumpen el trabajo de la sociedad, poniendo en peligro la paz de este y de otros países! ¡Amos y siervos (o, patrones y obreros)! Mi punto de vista es que el apóstol está estableciendo en este versículo un gran principio universal. La forma de encarar todos estos problemas, afirma, es estar lleno del Espíritu.

Este es el principio que se enseña en todas partes de la Biblia. Esta es la única forma que permitirá resolver el problema mayor de la guerra, puesto que la guerra es, en escala mayor, todo aquello que he venido bosquejando. Debido a que muchas personas no pueden verlo de esta manera, malgastan tanto de su tiempo, de su aliento y de su energía; no logran entender que la guerra, después de todo, no es sino una disputa entre dos personas, una disputa magnificada, una disputa entre dos personas de la misma familia o del mismo país, una disputa entre marido y mujer, entre padres e hijos, patrones y obreros. La guerra es lo que implica cualquiera de estas situaciones de forma multiplicada y magnificada. La guerra no es algo especial y diferente, no es un problema único; la guerra no es sino un problema de las relaciones humanas en gran escala. Afirmo que aquí estamos cara a cara con el principio más vital que se enseña a lo largo de toda la Biblia; y aquí también está el argumento según el cual no hay solución para estos problemas, salvo en la solución provista por el Espíritu Santo de Dios.

En otras palabras, el apóstol está tratando de mostrar a estos efesios el carácter único que tienen como pueblo cristiano; como argumento afirma que por el hecho de ser cristianos y por el hecho de no ser ya lo que eran antes, ahora les es posible vivir de una manera verdaderamente feliz. Realmente está diciendo esto: «Ahora, por el hecho de ser cristianos, no debería haber disputas ni dificultades entre esposos y esposas «. El apóstol puede apelar de una manera especial a ellos, como no puede hacerlo con ninguna otra persona. Y lo mismo ocurre con referencia a padres e hijos, y patrones y obreros. Y ya que para un cristiano es posible ser lleno del Espíritu, el apóstol escribe tal como lo hace. «Gracias a Dios», afirma Pablo, «por lo menos en lo que a nosotros concierne, existe una solución». Luego continúa diciendo: «Entonces, ponedlo en práctica, haced uso de ello».

Extracto del libro: «Vida nueva en el Espíritu», de Martin Lloyd-Jones

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