En BOLETÍN SEMANAL

Razón Nº 4

Deberías orar en familia a diario, por los empleos y las tareas cotidianas. Cada uno que pone su mano y su cabeza a trabajar, debería poner su corazón a orar. ¿No sería su actividad comercial en vano, su labor y su trabajo, sus preocupaciones y sus proyectos para el mundo, sin propósito sin la bendición de Dios? ¿Te convencería que Dios mismo te lo dijera? Entonces lee el Salmo 127:1-2:“Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican… Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores”. ¡Pan de dolores! Sin Dios, trabajas en vano para conseguir pan para ti y tu familia. Podrías sufrir necesidad aun después de todo tu afán. Y sin la bendición de Dios, aunque puedas comer si lo has conseguido con mucho esfuerzo y preocupación, lo comerás en vano porque sin Él no podrás nutrir tu cuerpo.

Después de considerar estas cosas, ¿no es necesario orar a Dios para prosperar y tener éxito? La oración y el duro trabajo deberían fomentar aquello que es tu objetivo. Orar y no hacer las obras de sus hijos sería esperar provisiones mientras eres negligente. Trabajar duro y comerciar sin orar sería esperar prosperar y tener provisión sin Dios. La fe cristiana que te da deberes santos no te enseña a descuidar tus responsabilidades ni tampoco a confiar en tus propios esfuerzos sin orar a Dios. Pero ambas cosas deben mantener su lugar y tener una porción de su tiempo. La oración es una cosa media entre la dádiva de Dios y nuestra recepción. ¿Cómo puedes recibir si Dios no da? ¿Y por qué esperas que Dios te de, si no pides? “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Stg. 4:2).

Ora por aquello por lo que trabajas. Y en aquello por lo que oras, trabaja y esfuérzate. Y ésta es la verdadera conjunción de trabajo y oración. ¿O acaso serás como aquellos a los que les habla el apóstol? “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos” (Stg. 4:13). ¿Harás, pero no pedirás permiso a Dios con respecto a si puedes o no? ¿Irás, aunque Dios te postre en una cama de enfermedad o en tu tumba? Hazlo si puedes. ¿Pasarás allá un año? ¿Y qué si la muerte te arrastra tan pronto como llegues allí? Si la muerte manda que tu cuerpo vuelva al polvo, a la tumba y los demonios vienen a buscar tu alma para llevarla al infierno, después de esto “¿seguirás en esa ciudad durante un año?”. Si estás en la tumba o en el  infierno, ¿quién seguirá en la ciudad? ¿Comprarás y venderás? ¿Y si Dios no te da ni dinero ni crédito? Me pregunto con quiénes negociarás. ¿Obtendrás ganancia? Estás decidido a hacerlo; piensa que lucharás y prosperarás y que te harás rico?. ¿Y si Dios maldice tus esfuerzos y dice: “¡No lo harás!”? Quieres todo esto y tendrás lo que quieres; pero su poder no equivale a tu voluntad. Aquí hay mucha voluntad, pero ni una palabra de oración. No deberías ir a tu trabajo ni a tus tiendas hasta haber orado primero a Dios.

Razón Nº 5

Deberías orar a Dios en familia a diario porque todos están sujetos cada día a las tentaciones. Tan pronto como se levantan, el diablo estará luchando por sus primeros pensamientos. Y cuando se hayan levantado, los instará a hacerle a él el primer servicio y os ayudará todo el día para arrastraros a algún pecado odioso antes de que llegue la noche. ¿No es el diablo un enemigo sutil, vigilante, poderoso e incansable? ¿No necesitais todos juntarse por la mañana para que Satanás no pueda prevalecer contra ninguno antes de la noche, hasta que vengan de nuevo juntos delante de Dios? ¡A cuántas tentaciones te enfrentes sin Dios, no podrás resistir! ¡Y cómo caerías y deshonrarías a Dios, desacreditarías tu profesión, contaminarías tu alma, perturbarías tu paz y herirías tu conciencia! Orígenes lo denunciaba en su lamento. Y es que ese día en el que omitió la oración, pecó: “Pero yo, ¡oh infeliz criatura! Me deslicé de mi cama al amanecer del día y no pude acabar mi acostumbrado devocional ni llevar a cabo mi habitual oración; sino que cedí y me envolví en las trampas del diablo”

Razón Nº 6

Deberías orar en familia a diario porque todos están sujetos a los riesgos, las casualidades y las aflicciones cotidianas y la oración puede prevenirlos, dar fuerza para soportarlos y prepararlos para ellos. ¿Sabes qué aflicción podría caer sobre tu familia en un momento del día o de la noche, ya sea por una enfermedad, la muerte o pérdidas externas en tu propiedad? ¿Tal vez podría ser una persona que no paga una deuda y se marcha con mucho de tu dinero y otra persona se lleva otro tanto? ¿Estás realmente tan alejados del mundo que esto no provocaría una mala reacción que te haría pecar contra Dios? ¿O será que puedes soportarlo sin murmurar y sin descontento, que no necesitas orar para tener un corazón sereno, si estas cosas vienen sobre ti? ¿Si sales al extranjero o envías a un hijo o criado, estás seguro de que ellos regresarán con vida? Aunque salgan con vida, pueden ser traídos de vuelta muertos. ¿No tienes, pues, necesidad de orar a Dios por la mañana para que guarde sus salidas y entradas, y no debes bendecirle juntos por la noche si lo hiciera? ¿A cuántos males está el hombre expuesto, esté en su casa o fuera? Anacreonte perdió la vida cuando un pedazo de uva se le atravesó en la garganta. Fabio senador de Roma, murió ahogado al tragarse un pequeño pelo en un sorbo de leche. Los pecados que se cometen diariamente, ¿no claman en voz alta que también merecen un castigo diario? ¿Y no deberías clamar tan alto en tu oración diaria que Dios, en sus misericordias, lo impida? ¿O si caen sobre ti, que te santifique para tu bien o los quite? ¿O si permanecen, que los afirme bajo el peso de ellos? Sepas que en ningún lugar estarás a salvo sin la protección de Dios, de día o de noche. Si tus casas tuvieran cimientos de piedra y los muros estuvieran hechos de cobre o de diamante, y las puertas de hierro, con todo, no podrías seguir estando a salvo si Dios no te protege de todo peligro. Ora entonces.

Razón Nº 7

Debes orar a Dios en familia a diario o los paganos mismos se levantarán contra ti, cristiano, y te condenarán. Los que nunca tuvieron los medios de gracia (como tu los has tenido) ni una Biblia para dirigirlos y enseñarles (como tu la has tenido), ni ministros enviados hasta ellos (como tu los has tenido en abundancia), avergüenzan a muchos de los que se llaman “cristianos” y que hasta hacen grandes profesiones. Cuando he leído lo que dicen algunos paganos que mostraban lo que acostumbraban hacer, y observado la práctica y la negligencia de muchos cristianos en sus familias, he estado a punto de concluir que los paganos eran mejores hombres. Como puedes saber a través de sus poetas, era su costumbre el sacrificar a sus dioses por la mañana y por la tarde, para poder tener el favor de ellos y tener éxito en sus negocios.

¿No avergüenzan los paganos a muchos cristianos? Decían: “Ahora hemos sacrificado, vayamos a la cama”. Tu dices: “Ahora que hemos cenado, acostémonos” o “juguemos una partida a los de naipes y vayámonos a la cama”. ¿Sois hombres o cerdos con aspecto humano?

El Sr. Perkins asemejó a tales hombres a los cerdos que viven sin oración en sus familias, “que están siempre alimentándose de bellotas con avaricia, pero que nunca miran la mano que las hace caer ni al árbol del que han caído”.

Tomado de “How May the Duty of Family Prayer Be Best Managed for the Spiritual Benefit of Every One in the Family?” (¿Cómo puede el deber de la oración familiar ser mejor administrado para el beneficio espiritual de cada uno en la familia?), Puritan Sermons 1659-1689. Being the Morning Exercises at Cripplegate (Sermones puritanos 1659-1689. Estando en los ejercicios matutinos en Cripplegate), Vol. 2, Richard Owen Roberts, Editor.

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Thomas Doolittle (1632 – c. 1707): Ministro no conformista inglés, nació en Kidderminster, Worcestershire, Inglaterra.

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