Es el poder del Espíritu Santo el que lleva a cabo el nuevo nacimiento, regenerando y trayendo a la vida a todos aquellos que el Padre le dio al Hijo para que muriera por ellos. Su obra sigue activa, a lo largo del tiempo, porque es quien convoca a la iglesia y la dirige a toda verdad. Cuando el Espíritu cumple esta función, la Iglesia honra a Dios.  Cuando Él no es quien ha convocado a la iglesia, entonces esa iglesia se convierte en sinagoga de satanás.

Ya hemos visto que el Espíritu Santo es un ser divino, personal, igual a Dios el Padre y a Dios el Hijo-en todos sus aspectos. En este artículo nos vamos a preguntar qué es lo que este Ser Divino hace.

Cuando preguntamos qué es lo que el Espíritu Santo realiza instintivamente ya sentimos que nuestra pregunta será casi imposible de responder. Si el Espíritu Santo es Dios, como lo es, entonces todo lo que el Padre y el Hijo hacen, el Espíritu Santo también hace. Entonces, es posible decir que el Espíritu Santo estuvo activo en la creación del universo (Gn. 1:2), inspiró las Escrituras (2 P 1:21), gobernó el ministerio terrenal del Señor Jesucristo (Le. 4:18), le otorga una vida espiritual al pueblo de Dios (Jn. 3:6), y llama y dirige a la iglesia (Hch. 13:2; 16:6-7; 20:28).

Todo lo que realizan los demás miembros de la Divinidad, el Espíritu Santo también lo realiza. Por otro lado, es posible apreciar que la Biblia da determinado énfasis a la obra que los distintos miembros de la Trinidad desarrollan. Por ejemplo, el Padre está principalmente activo en la obra de la creación mientras que el Hijo está principalmente activo en la redención de la raza humana.

¿Cuál es la tarea principal del Espíritu Santo? Algunos podrían responder que el Espíritu Santo está activo en la santificación de los creyentes como individuos, o en la inspiración de la Biblia, o en el impartir dones especiales entre los que sirven dentro de la iglesia, o en atraer a los no convertidos a aceptar a Cristo. Pero si bien todas estas acciones son ejemplos de las cosas que el Espíritu hace, no son la mejor respuesta a la pregunta planteada. La mejor respuesta la encontramos en Juan 16:13-14 (y en otros versículos relacionados) donde Jesús mismo explica la obra del Espíritu en estas palabras: «Pero cuando venga al espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber».

En Juan 15:26, el Señor declara: «Él dará testimonio de mí». La obra del Espíritu Santo es, antes que nada, glorificar a Cristo. Es más, cuando la comprendemos correctamente, todas las demás acciones que pueden ser mencionadas están incluidas en este propósito principal.

Si se nos dice que el Espíritu Santo no hablará de sí mismo sino de Jesús, entonces podemos concluir que cualquier énfasis sobre la persona y la obra del Espíritu que nos aleje de la persona y la obra de Jesucristo no es una actividad del Espíritu. En realidad, se tratará de la obra de otro espíritu, el espíritu del anticristo, cuya tarea es minimizar la persona de Cristo (1 Jn. 4:2-3). A pesar de la importancia que tiene el Espíritu Santo, nunca debe ocupar el lugar de Cristo en nuestro pensamiento. Por otro lado, siempre que el Señor Jesucristo es exaltado —de cualquier manera— allí está obrando la tercera Persona de la Trinidad. Podemos reconocer su presencia y estar agradecidos.



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Extracto del libro «Fundamentos de la fe cristiana» de James Montgomery Boice

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