En BOLETÍN SEMANAL

A continuación, unas sugerencias para ayudaros a establecer en vuestros hogares una adoración familiar que honre a Dios. Confiamos en que esto evite dos extremos: El planteamiento idealista que supera el alcance hasta del hogar más temeroso de Dios y el enfoque minimalista que abandona la adoración familiar diaria porque el ideal parece estar muy por encima de sus capacidades.

Preparación para la adoración familiar:
Antes de que ésta dé comienzo, deberíamos orar en privado pidiendo la bendición divina sobre esa adoración. A continuación, deberíamos plantear el qué, el dónde y el cuándo de la misma.

  1. El qué
    Hablando de forma general, esto incluye la enseñanza de la Palabra de Dios, la oración delante de su Trono y cantar para su gloria. Sin embargo, es necesario determinar más detalles de la adoración familiar.

Primero, ten a mano Biblias y copias de el himnario y hojas de himnos para todos los niños que saben leer. En el caso de niños demasiados pequeños, que no saben leer, leed unos cuantos versículos de las Escrituras y seleccionad un texto para memorizarlo como familia. Repítelo en alto, todos juntos, varias veces como familia. A continuación, refuérzalo con una breve historia de la Biblia para ilustrar el texto. Toma tu tiempo para enseñar sobre una o dos estrofas de una selección del Salterio a estos niños y aliéntalos a cantar todos juntos.

Para los niños no tan pequeños, intenta usar Truths of God’s Word [Verdades de la Palabra de Dios], una guía para maestros y padres que ilustra cada doctrina. Para niños de nueve años en adelante, pueden usar Bible Doctrine [La doctrina bíblica] de James W. Beeke, una serie que va acompañada de directrices para el maestro. En cualquier caso, explica lo que has leído a tus hijos y formúlales una o dos preguntas.

A continuación, cantad uno o dos salmos, un buen himno o coro. Termina con una oración.

Para niños más mayores, leed un pasaje de las Escrituras, memorizadlo juntos y leed un proverbio. Haz unas preguntas sobre cómo aplicar estos versículos a la vida cotidiana o, tal vez, leed una porción de los Evangelios y su correspondiente sección en el libro Expository Thoughts on the Gospels [Meditaciones sobre los Evangelios] de J. C. Ryle. Este autor es sencillo, a la vez que profundo. Sus claras ideas ayudan a generar conversación. Quizás les gustaría leer partes de una biografía inspiradora. No obstante, no permitas que la lectura de la literatura edificante sustituya la lectura de la Biblia o su aplicación.

El progreso del peregrino de John Bunyan, Guerra Santa o meditaciones diarias de Charles Spurgeon [como Morning and Evening (Mañana y tarde) o Faith’s Checkbook (Cheques del banco de la fe)] son adecuados para niños más espirituales. Los niños más mayores también se beneficiarán de Morning and Evening Exercises (Ejercicios matinales y vespertinos) de William Jay, Spiritual Treasury (Antología espiritual) de William Mason o Poor Man’s Morning and Eveing Portions (Porciones matinales y vespertinas del pobre) de Robert Hawker. Después de esas lecturas, cantad algunos salmos y, tal vez, podríais aprender uno nuevo antes de acabar con una oración.

Asimismo, deberías utilizar los credos y las confesiones de tu iglesia. Se les debería enseñar a los niños pequeños a recitar el Padrenuestro. Si se adhieren a los principios de la Confesión Bautista de Londres, pueden usar el Catecismo de Spurgeon. Si tienen El Salterio, pueden hacer un uso ocasional de las formas de devoción que se encuentran en las oraciones cristianas. Utilizando estas formas en el hogar les darás la oportunidad —a ti y a tus hijos— de aprender a usarlas de una forma edificante y provechosa, una técnica que resulta muy útil cuando se usan las formas litúrgicas como parte de la adoración pública.

  1. El dónde
    La adoración familiar puede celebrarse alrededor de la mesa del comedor. Sin embargo, es posible que sea mejor trasladarse al salón, donde hay menos distracciones. Cualquiera que sea la habitación escogida, asegúrate de que contenga todo el material devocional. Antes de comenzar, descuelga el teléfono. Los hijos deben entender que la adoración familiar es la actividad más importante del día y que no debe interrumpirse por nada.
  2. El cuándo
    De manera ideal, la adoración familiar debería llevarse a cabo dos veces al día, por la mañana y por la tarde. Esto encaja mejor con las directrices bíblicas para la adoración en la administración del Antiguo Testamento, en el que se santificaba el principio y el final de cada día mediante el ofrecimiento de un sacrificio matutino y otro vespertino, así como las oraciones de la mañana y de la tarde. El Directorio de Adoración de Westminster declara: “La adoración familiar que debería realizar cada familia, es generalmente por la mañana y por la tarde, y consiste en oración, lectura de las Escrituras y alabanzas cantadas”.

Para algunos, la adoración familiar es rara vez posible más de una vez al día, después de la cena. De una manera u otra, los cabezas de familia deberían ser sensibles al programa familiar y mantener implicados a todos sus miembros. Cuando no puedan cumplir con los horarios programados, planifica con esmero y prepárate de antemano para que cada minuto cuente. Lucha contra todos los enemigos de la adoración familiar.

Durante la adoración familiar, que tus objetivos sean los siguientes:

  1. Brevedad
    Como dijo Richard Cecil: “Haz que la adoración familiar sea breve, agradable, sencilla, tierna y celestial”. Cuando es demasiado larga, los niños se vuelven intranquilos y pueden ser provocados a ira.

Si adoras dos veces al día, prueba con diez minutos por la mañana y un poco más por la noche. Un periodo de veinticinco minutos de adoración familiar podría dividirse como sigue: Diez minutos para la lectura de las Escrituras y la enseñanza; cinco minutos para leer una porción diaria o un libro edificante, o conversar sobre alguna preocupación bajo una luz bíblica; cinco minutos para cantar y cinco minutos para la oración.

  1. Coherencia
    Más vale tener veinte minutos de adoración familiar cada día que probar periodos más extensos unos cuantos días, por ejemplo cuarenta y cinco minutos el lunes y saltarse el martes. La adoración familiar nos proporciona “el maná que cae cada día a la puerta de la tienda, para que nuestras almas se mantengan vivas”, escribió James W. Alexander en su excelente libro sobre la adoración familiar.

No se permiten excusas para evitar la adoración familiar. Si pierdes el dominio propio con tu hijo media hora antes de la reunión, no digas: “Sería una hipocresía dirigir la adoración familiar, de modo que esta noche lo vamos a dejar”. No tienen que escapar de Dios en esos momentos. Más bien, deben regresar a Él como el publicano arrepentido. Empieza el tiempo de adoración pidiéndole a cada uno de los que han presenciado tu falta de dominio propio que te perdonen; a continuación, ora a Dios pidiendo perdón. Los niños te respetarán por ello. Tolerarán las debilidades y hasta los pecados en sus padres, siempre y cuando estos confiesen sus equivocaciones y procuren seguir al Señor con sinceridad. Ellos y tu sabéis que el sumo sacerdote del Antiguo Testamento no era descalificado por ser un pecador, pero sí tenía que ofrecer sacrificio primeramente por sí mismo, antes de poder presentarlo por los pecados del pueblo. Tampoco quedamos descalificados, ni tu ni yo, por el pecado confesado, porque nuestra suficiencia está en Cristo y no en nosotros mismos. Como afirmó A. W. Pink: “No son los pecados del cristiano, sino sus pecados no confesados, los que estrangulan el canal de bendición y hacen que tantos otros se pierdan lo mejor de Dios”.

Dirige la adoración familiar con una mano firme, paternal y un corazón blando y arrepentido: Aun cuando estés extenuado después de tu día de trabajo, ora pidiendo la fuerza de llevar a cabo tu deber paternal. Recuerda que Cristo Jesús fue a la cruz por ti, agotado y exhausto, pero nunca dio un paso atrás en su misión. Al negarte a tí mismo, verás cómo Él te fortalece durante la adoración familiar, de manera que en el momento en que acabes, habrás vencido tu agotamiento.

  1. Solemnidad esperanzada

“Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor”, nos dice el Salmo 2. Es necesario que mostremos este equilibrio de esperanza y sobrecogimiento, de temor y fe, de arrepentimiento y confianza en la adoración familiar. Habla con naturalidad, pero con reverencia, durante ese tiempo, usando el tono que utilizarías para hablar con un amigo al que respetas profundamente, sobre un tema serio. Espera grandes cosas de un gran Dios que cumple el pacto.

Joel R. Beeke: Presidente y Profesor de Teología Sistemática y Homilética en el Seminario Teológico Reformado Puritano. Pastor de la Heritage Netherlands Reformed Congregation (Congregación Reformada Heritage Netherlands), en Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos; autor, coautor y editor de cuarenta libros, ha contribuido con unos 1.500 artículos para libros, revistas, periódicos y enciclopedias reformadas.

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