En todo tiempo alabaré
el Nombre de Jesús;
las glorias de mi Redentor,
los triunfos de Su Cruz.
Mi espíritu se alegra en Él,
mi Dios y Salvador;
el escogido entre diez mil,
el Cristo del Señor.
Cordero santo que murió
fiador en mi lugar;
resucitado, es Mediador
y Príncipe de paz.
Pontífice, Profeta y Rey;
Pastor y Amigo fiel;
cimiento estable de mi fe:
mi todo hallo en Él.
Escondedero del turbión
y Sombra del calor;
habiendo padecido, Él
es mi Consolador.
Es Luz y Guía, Escudo y Sol,
que gracia y gloria da;
“tal es mi Amado” y a éste, yo
he de ensalzar y amar. *