En BOLETÍN SEMANAL
El apóstol establece uno de aquellos principios esenciales y vitales, en relación no sólo con nuestro entendimiento de la fe cristiana, sino en realidad con toda nuestra vida como cristianos en este mundo. Está recordando a los efesios, y a todos los cristianos, que en realidad sólo existe una forma en que la vida cristiana puede ser vivida. Afirma que hay una sola forma mediante la cual existe la posibilidad de resolver los problemas que agitan la vida de la sociedad y que la sumergen en tan trágico desorden.

EL PODER DEL ESPÍRITU

El apóstol comienza con esta declaración general: debéis ser llenos no de vino, sino del Espíritu Santo, si quieres resolver ciertos problemas. ¿Cuáles son estos problemas? Uno de los primeros problemas es convivir unos con otros. Por eso en el versículo 21 dice: «Someteos unos a otros en el temor de Dios». No es fácil llevarse bien los unos con los otros. El mundo se caracteriza por divisiones, choques, y cada uno desea ser el primero, cada uno desea ser importante. Por supuesto, esa es la causa principal de todos los problemas y dificultades que en la actualidad enfrentan al mundo. Ahora bien, el apóstol afirma que en realidad sólo existe una solución a ese problema, es decir que hombres y mujeres sean llenos del Espíritu Santo de Dios. Solamente si están llenos del Espíritu Santo de Dios, podrán y querrán someterse unos a otros en el temor de Dios.

Luego continúa con otro gran problema, el problema de los esposos y las esposas. Aquí tenemos uno de los problemas modernos de gran calado. Trata de calcular cuánta miseria y cuánta infelicidad hay en el mundo actual debido a conflictos entre esposos y esposas. Cuánta tristeza causa esto a hombres, mujeres y niños. Piensa en el alcance mundial de esto y como afecta a todas las naciones. ¿Cómo puede ser resuelto este problema? La respuesta del apóstol es que existe una sola forma, es decir, que hombres y mujeres sean llenos del Espíritu Santo. Solamente los esposos y las esposas que están llenos del Espíritu tendrán un concepto real de lo que debe ser un esposo y una esposa, y de cual debe ser la relación entre ellos. Esta es la única forma de tener paz, unidad y concordia en lugar de desunión, peleas y separación, y todas las cosas que resultan de estos males. He aquí la solución del apóstol para este problema.  Luego el apóstol procede y menciona el problema de los hijos y sus padres. Nuevamente sus palabras bien pueden haber sido escritas para nuestros días. Este es otro de nuestros grandes problemas, como bien lo sabemos: delincuencia juvenil, desobediencia de los hijos, padres que tienen cada vez menos control sobre sus hijos, hijos totalmente irresponsables demandando derechos y sin reconocer ninguna autoridad. Algunas veces hay asperezas de parte de los padres, quienes reconocen que la indisciplina es incorrecta, pero no saben como tratar el problema. En el mundo hay gran agonía y preocupación como resultado de este problema multifacético de los hijos y los padres.

Después de esto Pablo procede al último problema que presenta ante los efesios, es decir, la relación entre amos y siervos. ¡Cuan familiarizados estamos con este problema en términos de huelgas, paros y todas aquellas cosas que interrumpen el trabajo de la sociedad, poniendo en peligro la paz de este y de otros países! ¡Amos y siervos (o, patrones y obreros)! Mi punto de vista es que el apóstol está estableciendo en este versículo un gran principio universal. La forma de encarar todos estos problemas, afirma, es estar lleno del Espíritu. Esta forma particular es la única manera de encararlos.

Este es el principio que se enseña en todas partes de la Biblia. Esta es la única forma que permitirá resolver el problema mayor de la guerra, puesto que la guerra es, en escala mayor, todo aquello que he venido bosquejando. Debido a que muchas personas no pueden verlo de esta manera, malgastan su tiempo, su aliento y su energía; no logran entender que la guerra, después de todo, no es sino una disputa entre dos personas, una disputa magnificada, una disputa entre dos personas de la misma familia o del mismo país, una disputa entre marido y mujer, entre padres e hijos, patrones y obreros. La guerra es lo que implica cualquiera de estas situaciones de forma multiplicada y magnificada. La guerra no es algo especial y diferente, no es un problema único; la guerra no es sino un problema de las relaciones humanas a gran escala. Afirmo pues que aquí estamos cara a cara con el principio más vital que se enseña a lo largo de toda la Biblia; y aquí también está el argumento según el cual no hay solución para estos problemas, sino en la solución provista por el Espíritu Santo de Dios.
En otras palabras, el apóstol está tratando de mostrar a estos efesios el carácter único que tienen como pueblo cristiano; como argumento afirma que por el hecho de ser cristianos y por el hecho de no ser ya lo que eran antes, ahora les es posible vivir de una manera verdaderamente feliz. Realmente está diciendo esto: «Ahora, por el hecho de ser cristianos, no debería haber disputas ni dificultades entre esposos y esposas en medio de vosotros». El apóstol puede apelar a ellos, de una manera que no puede hacerlo con ninguna otra persona. Y lo mismo ocurre con referencia a padres e hijos, y patrones y obreros. Y ya que para un cristiano es posible ser lleno del Espíritu, el apóstol escribe tal como lo hace. «Gracias a Dios, por lo menos en lo que a nosotros concierne, existe una solución». Luego continúa diciendo: «Entonces, pues, pónganla en práctica, hagan uso de ello».  

Todo aquel que viene al Nuevo Testamento con una mente abierta y sin prejuicios tendrá que reconocer que ésta es la enseñanza contenida en él. Pero, por supuesto, todos sabemos que esto no es lo que se practica en la actualidad. Lo que se enseña en el nombre del cristianismo y de la iglesia cristiana, con frecuencia es algo totalmente distinto. La idea que prevalece en la actualidad es que la así llamada ‘ética cristiana’, la enseñanza cristiana, debe ser resumida de la Biblia y presentada, predicada y enseñada a todo el mundo, y que debe ser dirigida tanto a los estados como a los individuos. Se enseña que esta ética cristiana es algo que toda persona puede aplicar y poner en práctica; que el estado puede hacerlo y que todo el mundo puede hacerlo. Esa es la noción y la idea del mundo moderno. Y así es que tenemos dignatarios eclesiásticos afirmando que un líder como Nikita Krushchev ha hecho una declaración sumamente cristiana. Esa es la forma de malinterpretar y pervertir el evangelio en la actualidad.
La sencilla respuesta a esto es que ninguna persona puede hablar como cristiano a menos que sea cristiano. Sin embargo, un concepto contrario se ha hecho popular. Simplemente tome la ética cristiana y enséñela, como afirmo, a cualquier persona, puesto que cualquier persona es capaz de apreciarla y entenderla y aplicarla y ponerla en práctica. Ahora bien, deseo demostrar que de esta manera estamos encarando una enseñanza que consiste en una completa perversión de la doctrina del Nuevo Testamento. Yo no vacilaría en decir aun más: esa clase de enseñanza constituye el mayor peligro a la auténtica fe cristiana; en sus últimas consecuencias, ella es la negación final de los principios fundamentales del evangelio cristiano. Lo digo porque, en sus últimas consecuencias, este punto de vista enseña que el propósito del cristianismo es reformar al mundo, y que si bien los hombres pueden negar las grandes doctrinas de la fe, no obstante pueden poner en práctica esta ética cristiana. Podemos librarnos de las guerras, podemos librarnos de los armamentos, podemos librarnos de todos estos grandes problemas simplemente aplicando la ética cristiana; y ese es el propósito fundamental, afirman ellos, del evangelio cristiano. Ese es entonces el mensaje predicado desde miles de pulpitos en el día del Señor. El cristianismo es representado como una mera enseñanza que puede ser aplicada por las autoridades políticas y sociales; en consecuencia, se predican sermones sobre asuntos políticos y sociales, referidos a como evitar la guerra y como librarnos de todos nuestros armamentos, a fin de vivir en perfecta felicidad los unos con los otros. Ese es el concepto que muchas personas tienen respecto del contenido del mensaje cristiano.

Quiero demostrar que esa es una enseñanza totalmente equivocada desde todo punto de vista concebible. Desde el punto de vista teológico y desde la perspectiva de las doctrinas del Nuevo Testamento, además es una enseñanza totalmente opuesta a la práctica de la iglesia primitiva. En tercer lugar, esta enseñanza fracasa totalmente cuando es puesta en práctica, produciendo un resultado directamente opuesto al que sus adeptos buscan.

Extracto del libro «vida nueva en el Espíritu» del Dr. Martyn Lloyd-Jones

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