En BOLETÍN SEMANAL

¿Cómo es el hombre piadoso? Para dar una respuesta completa, describiré varias señales y características específicas del hombre piadoso.

1. Conocimiento sabio

2. Actúa por fe

El hombre piadoso es un hombre que actúa por fe. Así como el oro es el más precioso entre los metales, la fe lo es entre las gracias. La fe nos corta del olivo silvestre que es la naturaleza y nos injerta en Cristo. La fe es la arteria vital del alma: “Mas el justo por su fe vivirá” (Hab. 2:4). El que no tiene fe, aunque respira, no tiene vida. La fe es la vivificante de las gracias; ninguna gracia se mueve hasta que la fe la agita. La fe es al alma lo que la respiración y los latidos del corazón son al cuerpo: Impulsa al resto del organismo. La fe impulsa al arrepentimiento. Cuando creo en el amor que Dios tiene por mí, el hecho de pecar contra un Dios tan bueno me hace derramar lágrimas. La fe es la madre de la esperanza: Primero, creemos la promesa, luego la esperamos. La fe es el aceite que alimenta la lámpara de la esperanza. La fe y la esperanza son siamesas; si se quita una, la otra languidece. Si se corta el nervio de la fe, la esperanza queda lisiada. La fe es el fundamento de la paciencia, el que cree que Dios es su Dios y que todo obra para su bien, se entrega con paciencia a la voluntad de Dios. Por lo tanto, la fe es un principio vivo y la vida del santo no es otra cosa que una vida de fe. Su oración es la respiración de la fe (Sgt. 5:15). Su obediencia es el resultado de la fe (Ro. 16:26). El hombre piadoso vive por fe en Cristo, como el rayo de sol vive en el sol: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gál. 2:20) El cristiano, por el poder de la fe, ve más allá de la lógica, anda más allá de la luna (2 Cor. 4:18). Por fe, finalmente se tranquiliza su corazón (Sal. 12:7). Se pone a sí mismo y a todos sus asuntos en las manos de Dios como en la guerra los hombres entran a su baluarte y allí se ponen a salvo junto con sus tesoros. Igualmente, el Nombre del Señor es torre fuerte (Pr. 18:10). Y el creyente confía plenamente en este baluarte: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Tim. 1:12). Dios confió su evangelio a Pablo y Pablo confió a Dios su alma. La fe es un remedio universal para todos los problemas. Es el ancla que se echa al mar de la misericordia de Dios y previene que uno se hunda en la desesperación.

3. Santidad

Pregunta: ¿En qué encuentra el piadoso su santidad?

Respuesta: 1. En aborrecer la vestidura manchada por la carne (Jud. 23). El piadoso se afirma contra la maldad, tanto en sus propósitos como en sus prácticas. Teme a lo que puede parecer pecado (1 Ts. 5:22). La apariencia del mal puede influenciar al creyente débil; si no profana su propia conciencia, puede ofender la conciencia de su prójimo y pecar contra él es pecar contra Cristo (1 Co. 8:12). El hombre piadoso no aprovecha ir hasta donde puede, no sea que vaya más allá de lo que debe.

2. El piadoso descubre su santidad al ser defensor de la santidad: “Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré” (Sal. 119:46). Cuando en el mundo se calumnia la piedad, el piadoso se pone de pie para defenderla. Le quita el polvo de reproche al rostro de la piedad. La santidad defiende al piadoso y el piadoso defiende la santidad. Lo defiende del peligro y él la defiende, de modo que no la avergüencen.

4. La adoración a Dios

El hombre piadoso es muy exacto e inquisitivo en cuanto a la adoración a Dios. La palabra griega traducida piadoso significa “un adorador correcto de Dios”. El hombre piadoso reverencia las instituciones divinas y prefiere la pureza en la adoración, en lugar del esplendor de los ritos… El Señor quiso que Moisés construyera el tabernáculo según el diseño dado en el monte (Éx. 25:9). Si Moisés hubiera dejado de incluir algo o hubiera añadido algo, hubiera sido una provocación. El Señor siempre ha dado testimonios de su desagrado por todos los que han corrompido el culto a Él: Nadab y Abiú “…ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que Él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová” (Lv. 10:1-2). Todo aquello que no es ordenado por Dios para el culto a Él, lo considera como un fuego extraño. No nos sorprenda que le indigne tanto, como si Dios no tuviera suficiente sabiduría para determinar la manera como se le ha de servir, los hombres pretenden determinarlo, y como si las reglas para la adoración fueran defectuosas, intentan corregirlas y agregarles, vez tras vez, sus propias invenciones… El hombre piadoso no se atreve a variar el diseño que Dios le ha mostrado en las Escrituras. Ésta puede ser una de las razones por las cuales David es llamado un hombre según el corazón de Dios: Mantuvo la pureza de la adoración a Dios y, en cuestiones sacras, no añadió nada de su propia invención.

Thomas Watson (c. 1620-1686)

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