​¿Cómo puede un creyente saber que una providencia está obrando para su bien, y que viene del amor de Dios?
Dios puede obrar a favor de su pueblo por medio de los peores males. (Rom.8:28) El pecado nunca puede hacerle bien a nadie, pero las providencias divinas pueden hacer que un evento en el cual el pecado está presente traiga bien a su pueblo. Nosotros no podemos saber si las cosa mismas que nos suceden están obrando para nuestro bien o no. Muchas personas malvadas e incrédulas “logran con creces los antojos de su corazón.” (Sal.73:7) Entonces, no podemos juzgar el amor divino para con nosotros por el número de bendiciones naturales que recibimos.

  La manera en que estas cosas nos suceden y el efecto que tienen sobre nosotros es lo que nos enseñará si son enviadas por el amor de Dios y si son para nuestro bienestar espiritual.

1. Miremos primero a los eventos que nos traen problemas y tristeza. Podemos saber que realmente son bendiciones del amor de Dios cuando nos ocurren en las siguientes circunstancias:

a. Nos llegan en el tiempo correcto, es decir, para guardarnos de caer en algún pecado o para restaurarnos de un espíritu negligente en el cual hemos caído. “Si es necesario, tengáis que ser afligidos…” (1 Ped.1:6).

b. Dios escoge ciertas aflicciones para nosotros que son idóneas para nuestro particular carácter. A menudo nos quita aquel confort particular el cual nos ocupa mucho tiempo, y nos impide amar y deleitar nuestras almas en Dios. Él es como un médico que mide exactamente la fuerza de la medicina para el caso particular de alguien que está enfermo. “Con medida la castigarás en sus vástagos… de esta manera pues será purgada la iniquidad de Jacob.” (Isa.27:8-9)

c. Es una buena señal cuando los problemas vuelven nuestros corazones contra el pecado y no contra Dios. Cuando los hombres malvados están en medio de problemas, se vuelven contra Dios. “Los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas.” (Apo.16:9) Pero los hombres buenos se condenan a sí mismos y dan gloria a Dios. “Tuya es Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy.” (Dan.9:7)

d. Una señal segura de que los problemas son enviados por el amor de Dios es cuando limpian el corazón del pecado y dejan la vida más pura, más celestial y más humilde que antes. ¡Cuántos creyentes saben que esto es cierto! Después de que han pasado a través de algún problema fuerte, ya no ven más atractivo ni encuentran más sabor en el mundo que el sabor de la clara de un huevo. Tristemente, estos buenos efectos no duran y esto es el porqué Dios tiene que disciplinar a su pueblo una y otra vez.

e. Cualquier cosa que ayuda a incrementar nuestro amor a Dios tiene que provenir del amor de Dios hacia nosotros. Si su gracia está en nuestros corazones, nos aferraremos a Él cuando estemos en grandes problemas. Nos comportaremos como el salmista: “Todo esto nos ha sobrevenido, y no nos hemos olvidado de ti … no se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos… nos cubriste con sombra de muerte.” (Sal.44:17-19) f. Sabremos que Dios nos está bendiciendo en nuestros problemas cuando encontramos que El nos está enseñando más del mal del pecado, la vanidad de esta vida, y la certeza de las cosas que “no pueden ser movidas”. “Bienaventurado el hombre a quien tú, Jehová corriges, y en tu ley lo instruyes.” (Sal.94:12) El creyente nunca ve las cosas de forma más clara que cuando está bajo la disciplina de Dios.

2. Segundo, veamos los eventos que nos traen gozo y felicidad. Las circunstancias cómodas y felices no siempre significan que la bendición de Dios está sobre ellas. El éxito o la prosperidad que hacen que los hombres olviden a Dios, o que son usados para despertar los deseos de la carne o el orgullo del corazón no pueden ser un medio de bendición. Pero el bienestar y las misericordias que humillan el alma ante Dios comunicando un sentido de indignidad son sin lugar a dudas un medio de bendición. Jacob dijo: “Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo.” (Gen.32:10) Tales misericordias harán que deseemos alejarnos del pecado y nos darán un amor más grande hacia Dios, pero nunca darán satisfacción en sí mismas. Si somos capacitados para servir a Dios con más disposición a causa de nuestras bendiciones y si somos más preocupados acerca de las necesidades de otros, entonces es una señal segura de que la bendición de Dios está en nuestro bienestar. Además, es cierto que si hemos obtenido alguna cosa buena como una respuesta a nuestras oraciones, entonces nos ha sido enviada del amor de Dios.

​Extracto del libro: el misterio de la Providencia, de John Flavel 

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