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La Redención y la obra del Señor como el Redentor son dos de las palabras más preciosas del vocabulario cristiano. No son, sin embargo, los términos más utilizados cuando hablamos de la obra de Cristo. Más a menudo hablamos de Él como el Salvador. Con mucha frecuencia nos referimos a Él como el Señor. Pero estas palabras nos hablan directamente sobre lo que Jesucristo hizo por nuestra salvación y de lo que le costó hacerlo.

A principios del Siglo XX, B. B. Warfield hizo un discurso a los estudiantes que Iniciaban sus estudios y les hizo notar que el título Redentor transmite una íntima revelación. Escribió: Expresa no sólo el hecho que hemos recibido la salvación de parte suya, sino también lo que le costó procurarnos esta salvación. Es el nombre específico de Cristo sobre la Cruz.

Cuando lo pronunciamos, la cruz es como un letrero delante de nuestros ojos, de manera que nuestros corazones se llenan de un recuerdo tierno hacia Cristo que se dio a sí mismo por nuestra salvación y del alto precio que tuvo que pagar por ella. Warfield argumentó esta afirmación con una extensa serie de citas de himnos de la iglesia donde aparece la palabra Redentor.

Que todo nuestro ser sea una ofrenda
al Nombre de nuestro Redentor.

Mientras oramos por la gracia perdonadora,
en el Nombre de nuestro Redentor.

Hijo Todopoderoso, Palabra Encarnada,
nuestro profeta, Sacerdote, Redentor,

Oh si tuviera lenguas mil y al Redentor cantar …

Al nombre glorioso de nuestro Redentor
elevemos los himnos sagrados.

Mi Redentor, el Rey de Gloria…

Cantemos el divino amor de nuestro Redentor….

Salud hay para mí: – ya pierdo mi temor
al contemplar por fe – a Cristo el Redentor;

¡Despiértate, saluda al grato día
en que nació el Santo Redentor!

Warfield citó al menos el doble de himnos que aquí señalamos y luego hizo lo mismo con los himnos que utilizaban la palabra rescate, la cual señaló que es casi sinónimo de redención. Hoy en día, por supuesto, estas palabras no son tan amadas como entonces. Pero esto se debe a que son menos comprendidas y apreciadas, no a que la idea detrás de estas palabras sea menos atractiva para los cristianos.

Además, incluso si admitimos que han perdido al menos algo de su popularidad, son más adecuadas que muchas otras palabras para describir lo que ha sido hecho por nosotros para nuestra salvación. Podemos ver lo apto de este título cuando consideremos las tres principales palabras relacionadas con la salvación: la propiciación, la justificación, y la redención. Cada una de estas aparece en los versículos clave que introducen la obra de Cristo en la presentación del evangelio que Pablo hace en el libro a los Romanos: «siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre» (Rom. 3:24-25).


Extracto del libro “Fundamentos de la fe cristiana” de James Montgomery Boice

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