Algunos han sugerido que la muerte de Cristo obtuvo suficiente redención para todos los hombres, si tan sólo quisieran creer. No obstante, ese beneficio es dado sólo a algunos porque sólo algunos creen. Ellos dicen que Cristo obtuvo una salvación que es suficiente para todos pero que sólo salva a algunos.  Sin duda, pagar el precio por la redención de un esclavo no es lo mismo que  liberar a ese esclavo. Obtener la salvación y concederla no son la misma cosa. Pero hay otras cosas que también debemos tener en cuenta...

​1. Obtener nuestra redención y concedérnosla son dos actos distintos, pero no puede argumentarse que estos dos actos se relacionan con dos grupos distintos de personas. Cristo no tuvo en mente dos propósitos distintos en su muerte.
2. La voluntad de Dios, de que Cristo obtuviera la salvación de los pecadores, no dependía de la condición de que los pecadores creyeran. La voluntad soberana de Dios fue que la salvación fuese obtenida y concedida.
3. La recepción de nuestra salvación es condicionada por nuestra fe. No obstante, esa fe es el don de Dios que nos es concedido incondicionalmente, como demostraremos más adelante.
4. Aquellos por quienes Cristo obtuvo beneficios por su muerte deben recibirlos. Tienen que recibirlos porque:

Si Cristo sólo obtuvo los beneficios, pero no pudo concederlos, entonces su muerte no salvaría a nadie. ¿Designó Dios a un salvador, sin designar a aquellos que serían salvos? ¿Podría Dios designar un medio sin estar seguro del fin? Eso sería una contradicción de la enseñanza de la Escritura. Si una cosa es obtenida para mí, seguramente me pertenece como un derecho, y lo que me pertenece como derecho, debe ser mío de hecho. Por tanto la salvación que Cristo obtuvo, debe pertenecer a aquellos para quienes fue obtenida. Pero si alguien fuera a decir: “Sí, pero les pertenece a condición de que crean.” Yo contesto otra vez que la fe nos es dada por Dios. La Escritura siempre pone juntos a aquellos por quienes Cristo obtuvo la redención y a aquellos a quienes la aplica.
 
1. Isaías 53:5 Cristo sana espiritualmente a aquellos por quienes fue herido.
2. Isaías 53:11 Cristo justifica a aquellos cuyos pecados Él llevó.
3. Romanos 4:25 Cristo justifica a aquellos por quienes Él fue entregado.
4. Romanos 8:32-34 Dios da todas las cosas a aquellos por quienes Cristo murió. Aquellos por quienes Cristo murió no pueden ser condenados y Cristo intercede ahora por ellos.

Todos estos argumentos establecen firmemente que a todos aquellos por quienes Cristo obtuvo la redención, les es otorgada sin fallar. La muerte de Cristo no hizo posible la salvación de todos los hombres, sino que hizo real la salvación de aquellos a quienes les es concedida.

Ahora voy a hacer cuatro declaraciones que definen este asunto.

1. Dios envió a Cristo a morir a causa de su amor eterno por los escogidos.
2. El valor de la muerte de Cristo sobrepasa toda medida, y tiene suficiente valor para lograr todo aquello que se propuso.
3. El propósito del Padre fue el de traer de muchas naciones, muchos hijos a la gloria, es a saber: sus elegidos con quienes El ha hecho un pacto nuevo.
4. Todo lo que fue comprado por la muerte de Cristo a favor de este pueblo, a su tiempo llega a pertenecerles. Puesto que Cristo lo obtuvo a favor de ellos, Cristo tiene motivos para pedir que así sea.

Si sostenemos el punto de vista de que la muerte de Cristo hace posible la salvación de todos, pero realmente salva sólo a aquellos que creen, entonces estamos diciendo lo siguiente:

1. Que Dios debería salvar a todos los hombres. Esto lo negamos. Dios tiene que hacer sólo lo que Él escoge hacer.
2. Que Dios no puede hacer lo que quiere a menos que los hombres cumplan ciertas condiciones. Esto lo negamos porque disminuye la gloria de Dios.
3. Que el amor de Dios se demostraría mejor si el amara a todos los hombres por igual, en vez de amar solamente a algunos. Esto lo negamos   
4. Que Dios envió a su Hijo a morir porque amó a todos los hombres por igual. Esto lo negamos como algo anti bíblico. Muchos pasajes en la Escritura describen a personas, las cuales no son el objeto del amor redentor de Cristo. Ver: Proverbios 16:4; Hechos 1:25, Romanos 9:11-13, 1 Tes.5:5-9, 2 Pedro 2:12 y Judas 4.
5. Que la fe, la cual es la condición para recibir la salvación, no nos fue obtenida por la muerte de Cristo. Esto lo negamos porque la Escritura enseña que la fe es uno de los beneficios que Cristo obtuvo para los suyos.

6. Que Cristo fue el sustituto por toda la raza humana. Esto lo negamos porque si Cristo fuera el sustituto de todos, entonces todos serían salvados.
7. Que Cristo murió por aquellos quienes el Padre sabía de antemano que no serían salvos. Yo no veo cual es el propósito al argumentar, como hacen muchos, de esta forma.

RAZONES POR LAS CUALES TODOS POR QUIENES CRISTO MURIÓ TIENEN QUE SER SALVOS

Ocuparemos un capítulo más para mostrar el error de los que dicen que la muerte de Cristo fue suficiente para salvar a todos, pero que realmente salva sólo a algunos (“suficiente para todos, eficaz para algunos”). Aunque hay una distinción entre obtener la redención y concederla, sin embargo estas dos cosas no pueden ser separadas. Afirmo que cuando una cosa es obtenida a favor de alguien, entonces no puede ser incierto si lo tendrá o no. Esa persona no diría “quizás será mía”. Por tanto, todo lo que Cristo obtuvo por su muerte debe pertenecer a aquellos para quienes fue obtenido. Sería contra la razón sugerir que Dios quiso que Cristo muriera por alguien y al mismo tiempo esa persona no reciba el beneficio. Sería irrazonable que un rescate fuera pagado por la liberación de unos esclavos, y al mismo tiempo aquellos esclavos no obtuvieran la libertad. Y ya sabemos que la muerte de Cristo fue un rescate. (Mt.20:28) Algunos han discutido que aunque es cierto que lo que es obtenido a favor de alguien le pertenece por derecho, no obstante pudo haber sido obtenido para él bajo ciertas condiciones. Y ellos dicen que la condición bajo la cual podemos recibir los beneficios que Cristo obtuvo, es que no resistamos la redención ofrecida, o que nos rindamos a la invitación del evangelio, o simplemente que tengamos fe. Contra este argumento señalaré lo siguiente:

1. Si el propósito divino de redimir es sincero, y si Cristo murió para salvar a todos bajo ciertas condiciones, entonces todos sin excepción deberán llegar a saber de estas condiciones. El propósito de salvar no puede ser sincero si algunos son dejados ignorantes de las condiciones para obtenerla. ¿Qué hay con aquellos que nunca escuchan?
2. Las condiciones exigidas para obtener el beneficio de la muerte de Cristo, o están dentro de nuestra capacidad para cumplirlas o no. Si lo están, entonces todos los hombres poseen la capacidad de creer, algo que es  evidentemente falso. Vea Jn.6:44, 5:40, Ef.2:1, Rom.8:7-8, 2Cor.4:3-4, 1Cor2:14. Pero, si los hombres no poseen esta capacidad, entonces el Señor tiene que concederla o negarla. Si así es, que la concede o la niega, entonces ¿Por qué no son salvos todos? (Porque se supone que si Dios quisiera salvar a todos, concedería la capacidad de creer a todos). Debemos responder que Dios no ha concedido tal capacidad a todos, porque no fue su propósito de salvar a todos.

3. La fe (la cual es la condición para recibir la salvación) es obtenida para nosotros por la muerte de Cristo o no. Si lo es, y como dicen ellos “Cristo murió por todos los hombres”, entonces todos los hombres deben poseerla. Si no fue obtenida para nosotros por Cristo, entonces la parte más esencial de la salvación, no dependería del todo de la obra de Cristo. Esto disminuye la gloria de Cristo y es contrario a la enseñanza bíblica de que la fe es el don de Dios. Vea Fil.1:29 y Ef.2:8.
4. Afirmar que Cristo murió por todos, pero que solamente aquellos que cumplen ciertas condiciones serán salvos; hace a Cristo un medio mediador (y hace que la salvación sea por obras).

Muchos dicen que Cristo obtuvo la salvación para todos, pero yo pregunto ¿De qué sirve esto, si no cumplió con las demás condiciones? En resumen, repetimos que lo que Cristo ha obtenido, no puede ser separado de aquellos para quienes El lo adquirió. Cristo murió, no para que los hombres fueran salvos a condición de que creyeran; sino que murió por todos los elegidos de Dios a fin de que crean. En ninguna parte la Escritura dice que Cristo murió por nosotros a condición de que creamos. Eso haría de nuestra fe, la causa de que Cristo muriera por nosotros. Por tanto,  Cristo murió por nosotros con un fin: que creamos en Él, algo que indefectiblemente se cumple.   

 Extracto del libro: la muerte de la muerte por la muerte de Cristo, de John Owen

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