En BOLETÍN SEMANAL
¿La ética o el cristianismo? El Espíritu Santo es enviado para promover nuestra santificación. 'Sed llenos del Espíritu'. Sólo aquellos que son controlados por el Espíritu Santo de Dios pueden vivir en paz unos con otros. Esta es la solución a los problemas matrimoniales, a los problemas del hogar, a los problemas sociales. Pero esto es una consecuencia directa de predicar la Palabra de Dios con fidelidad. La Iglesia, que ha sido instituida por Dios, es la que tiene esta misión específica: predicar el evangelio, pero no debe caer en la trampa de hablarnos sobre la ética.​
 Una vez que los hombres son gobernados y llenos del Espíritu, comprenden y alcanzan a ver el mal que habita en ellos, se refrenan y se controlan a sí mismos, ‘crecen en gracia y en el conocimiento del Señor’, y entonces la amistad y la concordia llegan a ser posibles. Pero sólo en la medida en que somos ‘llenos del Espíritu’. Sin el Espíritu esto es imposible. De modo que el Espíritu Santo ha sido enviado con el propósito de promover nuestra santificación y de hacernos capaces de vivir la vida de acuerdo a la Voluntad de Dios.
También el Espíritu Santo es enviado para producir avivamiento y el despertar religioso. Al comienzo ya he indicado que los períodos de la historia cuando la ética cristiana tuvo su mayor influencia sobre la vida de la sociedad en este país han sido aquellos períodos que siguieron a los avivamientos; la explicación es que en esas épocas miles de personas llegaron a ser cristianas. La era victoriana, y los beneficios que significó para tantos, debe ser explicada en términos del avivamiento evangélico de hace doscientos años. En aquel tiempo la iglesia fue tenida en cuenta porque muchas personas eran cristianas, en muchas iglesias se predicaba este mensaje y porque muchos creyeron en él. Las propias cifras produjeron la ‘conciencia de disconformidad’ y los hombres de Estado tuvieron que prestarles atención.
En los tiempos de avivamiento el Espíritu Santo fue enviado con tal poder que un gran número de personas se convirtieron al mismo tiempo. Cuando el Espíritu Santo es derramado, miles de personas pueden ser convertidas en un solo día. Todo el estado de la sociedad puede ser cambiado. Las personas comienzan a cambiar su modo de pensar y realmente comienzan a tratar de aplicar estos principios a la totalidad de la vida. Sin un gran número de ciudadanos que presionen de esta manera, nunca se puede influenciar a los políticos y parlamentarios. Por otra parte, se ve que mientras un creciente número de predicadores han estado predicando sobre política y asuntos sociales, el principal resultado ha sido que las iglesias se han ido quedando vacías. La sociedad ha ido de mal en peor y la vida se ve cada vez más desesperanzada.
Existe una sola forma de vivir la vida como un cristiano verdadero. Esto es, siendo ‘lleno del Espíritu’. Apelar a la gente a fin de que sea mejor es un desperdicio de aliento, también es un desperdicio apelar a la conciencia de la gente en términos de días de conmemoración, los horrores de la guerra y cosas como estas. Tal vez se emocionen un poco y sean mejores durante el resto del día, tal vez les dure incluso durante el día siguiente. Pero las buenas resoluciones pronto se desvanecerán como el rocío de la mañana, así como cada año se desvanecen con una regularidad constante las resoluciones para el año nuevo.
El hombre es incapaz de hacerlo. El hombre necesita una nueva naturaleza. Necesita ser transformado; y solamente el Espíritu de Dios puede hacer esto. El hombre necesita ser ‘lleno del Espíritu’. Entonces, y solo entonces, podrá el hombre hacer todas estas cosas.
Cristianos, en tiempos como éstos, nuestra misión principal es aclarar a todos aquellos con quienes estemos en contacto lo que el cristianismo es en realidad. El concepto que prevalece en la actualidad, el concepto popular, es una negación de la fe cristiana. Instruyamos a hombres y mujeres. Pero sobre todas las cosas, sigamos insistiendo en oración pidiendo un avivamiento, un despertar, que el Espíritu de Dios sea derramado a través de una predicación fiel de la Palabra; pidamos que la verdad sea predicada de forma auténtica, que grandes masas de personas puedan ser conducidas a la vida y a la fe, y que puedan proceder a demostrarlo a través de la práctica, y de esa manera influenciar la vida general de la sociedad. ‘Sed llenos del Espíritu’, llenos del Espíritu del Dios viviente.
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Extracto del libro: «Vida nueva en el Espíritu», de Martin Lloyd-Jones


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