1. Dios ha dotado la voluntad del hombre de una libertad natural, con poder para actuar en base a su decisión propia, que no es forzada ni obligada a hacer bien o mal, por ninguna necesidad de la naturaleza. 1
 
1) Ecl. 7:29

2. El hombre en su estado de inocencia, tenía libertad y poder para querer y hacer lo que era bueno y agradable a Dios,2 pero era mutable y podía caer de  dicho estado.3

3) Jn. 3:6

3. El hombre, por su caída en un estado de pecado, perdió completamente toda capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a  la salvación.4 Así es que como hombre natural que está enteramente opuesto a ese bien y muerto en el pecado 5 no puede por su propia fuerza convertirse a sí mismo ni prepararse para ello.6

4) Ro. 5:6; 8:7
5) Ef.2:1,5
6) Tit. 3:3-5; Jn. 6:44

 
4. Cuando Dios convierte a un pecador y le pone en el estado de gracia, le libra de su estado de servidumbre natural en el que estaba bajo el pecado,7 y por su gracia  solamente, lo capacita para querer y obrar libremente lo que es bueno en lo espiritual;8 sin embargo, por razón de la corrupción que aún queda, el convertido no quiere ni perfecta ni únicamente lo que es bueno, sino también lo que es malo.9

7) Col. 1:13; Jn. 8:36
8) Fil. 2:13
9) Rom. 7:15,18,19,21,23

5. El libre albedrío del hombre será perfecto e inmutablemente libre para querer tan sólo lo que es bueno, únicamente en el estado de gloria.10

10) Ef. 4:13

Confesión de Fe de Londres de 1689

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