En SERIES DE PREDICACIONES
​No vamos a combatir contra la iglesia de Roma, sino especialmente contra aquellos que se llaman cristianos surgidos de la reforma protestante, quienes alientan y alimentan doctrinas de hombres que sirven a su propio interés para su engrandecimiento personal, como ocurría con los fariseos, y que viven en medio del cristianismo.... hombres corruptos de entendimiento....

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​ Nuestro Señor era muy incómodo para sus contemporáneos.  No era fariseo ni había sido preparado en las instituciones de enseñanza de la época.  No había llegado a la posición de maestro por el curso normal de los acontecimientos. Criticó a los fariseos, a los escribas, y a sus enseñanzas.  No sólo parecía no observar todas las normas y reglas existentes; sino que parecía violarlas premeditadamente para provocarles. Criticaba de palabra la enseñanza oficial, y también en la práctica.

Una persona así no tendría cabida en nuestra sociedad tan políticamente correcta, ni en las iglesias de nuestros días, en las que todo parece rezuman a amor, permisividad y libertad. Monopolizando esta doctrina del amor se ha eliminado la doctrina del pecado, de la justicia, de la autoridad de las Escrituras, y desde luego, la Ley ya no hace falta ni enseñarla ni practicarla.  Tristemente parece que Cristo ya no tiene cabida en la iglesia de hoy.

Estudios sobre el evangelio de Juan