En SERIES DE PREDICACIONES
​El hombre de este mundo, dominado por su espíritu supuestamente científico, tiene que aceptar la tremenda realidad de que en medio del Universo él no es nada.  No puede predecir nada de lo que va a ocurrir mañana, no es dueño de su destino, no puede asegurar que la vida vaya a mejorar. Y acaba pensando que la vida no tiene propósito, ni finalidad, ni sentido.  ¿Por qué y para qué debo vivir?  ¡Comamos y bebamos que mañana moriremos.  Disfrutemos del hoy, que el mañana no nos importa! Toma esta posición cobarde para afrontar una realidad: su propia existencia

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Estudios sobre el evangelio de Juan