En SERIES DE PREDICACIONES
​El mensaje cristiano tiene como principal ingrediente la verdad, porque ha sido dado por Dios, pero no olvidemos que la sustancia de este mensaje es el amor.  Amor y verdad no pueden separarse.  Tristemente somos dados a los extremos.  Se corre el riesgo de que al enfatizar la verdad, se pierda de vista el amor y se ofrezca el lamentable espectáculo de una relación fría, fiel pero sin calor, correcta pero insensible, ausente de la enseñanza que dice: la fe obra por el amor.

Pero en el extremo opuesto, y esta es la corriente de este momento,  se pone el acento en el amor como síntoma de tolerancia, de comprensión, de misericordia, y se pierde el respeto que merece la verdad, se pierde la fidelidad que exige Dios en su Palabra.  Así hemos llegado a una época en la que el amor es sinónimo de tolerancia, y verdad sinónimo de fanatismo.  Pero esa dicotomía que hace diferencia entre la verdad y el amor no se encuentra en la Biblia.  En las Escrituras, verdad y amor no solo van juntos, sino que se complementan y armonizan.

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Estudios sobre el evangelio de Juan