En SERIES DE PREDICACIONES
 ​El conocimiento en sí mismo nunca produce amor.  Lleva al amor cuando el Espíritu Santo aplica este conocimiento al corazón; cuando produce en el corazón una respuesta al amor de Cristo, cuyo conocimiento ya está presente en la mente. Y este amor, a su vez, se manifiesta en la obediencia.   El conocimiento por sí solo nunca santificará el corazón.  No queremos tener más conocimiento para ser más inteligentes, sino para ser más santos.

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Estudios sobre el evangelio de Juan