En SERIES DE PREDICACIONES
​No son pocas las iglesias que se han dividido. En la mayoría de los casos no ha sido por la doctrina, sino por una falta enorme de amor. Se ha dejado crecer una raíz de amargura, que ha hecho mella en el corazón hasta tal punto que lo ha inundado por completo, y esa amargura ha ido contagiando al resto:

Heb 12:15  Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

Esto es lo que en muchos casos ocurre en las iglesias. A uno de los miembros no le gusta oír en la predicación algunas cosas que evidencian su situación de abandono de Dios, no le gusta que le hablen a su conciencia, y empieza a mal pensar del pastor y de su trabajo.  La predicación ya no la escucha como la Palabra de Dios para él, sino como un ataque a su forma de vida, y esto le incomoda.
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Estudios sobre el evangelio de Juan