En SERIES DE PREDICACIONES
​El Señor había estado atendiendo a Sus discípulos, les había dado ejemplo y los había confortado. Había hablado de su futuro, pero en medio de estas palabras, una sombra oscura le preocupa. El Señor procede a identificar al traidor que estaba entre los Doce.

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​El Señor estaba «conmovido en espíritu», fue turbado.  Es notable que esta disposición del Señor se menciona frecuentemente por el mismo Evangelista cuyo plan especial era retratar al Señor como el Dios manifestado en carne.   Se cita también en  John 11:33, 38; 12:27.  Estas declaraciones demuestran la realidad de Su humanidad.   Cristo no era ningún estoico: Él sentía y sufría todo aquello que era contrario a Dios.

Debemos de recordar que lo que el Señor Jesús soportó en la Cruz era  el nivel más alto de Sus sufrimientos. A lo largo de Su vida Él sufrió a manos de Satanás, de Sus enemigos, y también de Sus amigos. Él sentía la incredulidad y la hostilidad de los escribas y Fariseos. Su lamento al ver a Jerusalén evidencia las profundidades de Su angustia a causa del rechazo de Israel.

Aquí estaba el dolor amargo por uno de los apóstoles que era una apóstata. Nada hiere más profundamente que la ingratitud; y aquí tenemos a uno, quién había sido un compañero durante tres años, cómo levanta su calcañar contra Cristo.

Estudios sobre el evangelio de Juan