En SERIES DE PREDICACIONES
Hay  un matiz adicional que nos da la Escritura sobre la obra que el Espíritu Santo lleva a cabo como el Consolador de su pueblo que es, porque cuando hablamos de consuelo, creemos que es algo que se administra después de que hemos sido heridos, después de la aflicción o después de la prueba.   Y aunque el Espíritu Santo ministra de esta manera al pueblo de Dios, no se queda únicamente ahí,  sino que nos asiste aún antes de que entremos en la prueba, antes de que venga la aflicción. Obra proveyéndonos fuerza para la batalla al igual que consolándonos tras ella.

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Estudios sobre el evangelio de Juan